La segunda mayor economía del mundo creció al ritmo constante del 6,8% interanual en el primer trimestre de 2018, en línea con las estimaciones, lo que supone el tercer trimestre consecutivo de expansión al 6,8%. La producción industrial fue levemente más débil en marzo, registrando un 6,0% interanual en comparación con el 6,3% esperado, mientras que las ventas minoristas alcanzaron las expectativas, aumentando un 10,1% interanual, en comparación con el 9,7% de la mediana de las proyecciones.
Como de costumbre, China muestra cifras de crecimiento sólidas a pesar de una leve desaceleración global. De hecho, sólo un año atrás, la producción industrial estaba creciendo a un ritmo anual del 7,6%, mientras que las ventas minoristas subían un 10,9% interanual. Sin embargo, hay que tener en cuenta que Pekín está tratando de reducir el apalancamiento de su economía y el desapalancamiento conduce inevitablemente a un crecimiento más lento.
La inversión en activos fijos aumentó un 7,5% en el trimestre de marzo, 40 puntos básicos menos de lo esperado por los operadores del mercado. La inversión estatal en activos fijos se redujo al 7,1% interanual en marzo, desde el 9,1% de febrero y el 10,1% de enero, mientras que la inversión privada ha estado creciendo de manera constante desde mediados de 2016, lo que confirma que el gobierno está trabajando activamente en la normalización de su economía.
No diríamos que el panorama es color de rosa para China, pero es indudable que este año será más difícil. En primer lugar, continuará el esfuerzo para llevar a cabo el desapalancamiento. En segundo lugar, el mercado inmobiliario, que ha sido históricamente uno de los mayores motores del crecimiento, seguirá desacelerándose. Por último, la normalización que está en marcha (es decir, el cambio de un crecimiento generado por las exportaciones a uno impulsado por la producción interna) también afectará el crecimiento a la baja.
Sin embargo, las instituciones chinas trabajarán codo a codo para mitigar los impactos negativos. Por lo tanto, y a pesar de este panorama un poco menos brillante, seguimos confiando en que China seguirá siendo el principal motor de crecimiento.