El crecimiento de Japón en el segundo trimestre fue mucho más alto de lo previsto, registrando un avance del 1% intertrimestral. Mirando hacia atrás, este informe es el mejor dato de los últimos dos años y medio. También representa el sexto trimestre consecutivo de crecimiento positivo del PIB.
El gasto del consumidor ha mejorado en gran medida y ha ayudado a estimular los datos positivos. En efecto, el gasto aumentó un 0,9% desde el primer trimestre y superó la estimación del 0,5% para el trimestre. El gasto del consumidor ha sido tradicionalmente el punto más débil de la economía japonesa. Esto tal vez esté cambiando, pero será necesaria una serie de datos para confirmar esta tendencia.
Los últimos indicadores fundamentales son buenas noticias para el Banco de Japón, que sigue siendo la única autoridad monetaria importante que no puede hacer alusión a un mayor ajuste. Por el momento, los buenos números deberían en algún momento traducirse en inflación.
La inflación a nivel nacional se sitúa en el 0,4% interanual, muy por debajo del objetivo de inflación del 2%, y esto a pesar de las políticas Abenomics del país y la enorme flexibilización cuantitativa. La política monetaria del Banco de Japón todavía no puede considerarse como un éxito. Las únicas verdaderas ganancias han estado en el mercado de valores, donde el Nikkei 225 aumentó un 16% durante los últimos 12 meses.
En cuanto a la moneda, el yen se debilita frente al dólar y se mantiene bajo presión para una mayor apreciación. Las tensiones geopolíticas y las incertidumbres del mercado podrían desencadenar nuevamente un movimiento de aversión al riesgo hacia el yen. Esta es la maldición de ser un refugio.