- El impulso crediticio de China disminuyó en no menos del 25% en el último año
- A mediados de 2018, China experimentará una importante ralentización
- China reorienta el crédito hacia la innovación y la productividad
- El nuevo mantra de China: hacer más con menos
Se han publicado nuevos datos del PIB que nos permiten actualizar nuestro Índice interno de Impulso crediticio para China. Este índice rastrea el flujo de crédito nuevo emitido por el sector privado como porcentaje del PIB.
Parece que el impulso crediticio de China disminuyó no menos del 25% interanual en el segundo trimestre de 2017, por lo que alcanzó un nuevo mínimo posterior a la crisis.
Este índice se adelanta a la economía real entre 9 y 12 meses, lo que significa que a mediados de 2018 China experimentará una desaceleración significativa. Es, al menos parcialmente, el resultado de la estrategia china de control más estricto del sistema bancario y la reorientación del crédito hacia la innovación y la productividad a expensas del exceso de capacidad industrial.
Poco a poco avanzando hacia una situación más estrecha
El cambio hacia la restricción crediticia comenzó en la segunda mitad de 2016. Desde entonces, la política monetaria de China se ha estado moviendo hacia una postura restrictiva. El PBoC se ha basado especialmente en las tasas de préstamos a medio plazo para administrar la liquidez de manera más eficiente. Como consecuencia, desde comienzos de 2017, los tipos de la MLF han aumentado dos veces, de 2,85% a 3,05% para los tipos a 6 meses y de 3% a 3,20% para los tipos a 1 año.
La tasa de repos a 7 días, que representa un indicador de liquidez para China, también ha aumentado desde fines de 2016 a un promedio mensual de 3,15% en septiembre de 2017 frente a 2,55% del septiembre de 2016.
El endurecimiento del crédito está principalmente dirigido a:
1) Impulsar un crecimiento crediticio menor, pero especialmente préstamos hipotecarios y préstamos de bancos rurales;
2) Frenar otros productos bancarios y de administración de riqueza en la sombra. Sin embargo, la restricción de crédito no sigue una dirección unidireccional. Esperamos algunos ajustes leves a lo largo de 2018 como resultado de un menor crecimiento. El PBoC podría adoptar un enfoque más específico, como lo ha sugerido recientemente, reduciendo en 50 puntos básicos el RRR para los bancos que ofrecen préstamos a las pymes, las empresas de nueva creación, los agricultores y los más pobres. Tal reducción sería otro paso en la dirección del control crediticio para respaldar a los sectores favorecidos por el gobierno y promover un crecimiento de mayor calidad.
Además, esperamos que la tasa de repago a 7 días desempeñe un papel más importante como punto de referencia para la política monetaria en detrimento de la RRR debido a sus numerosas ventajas, como: estabilizar el mercado monetario, proporcionar una fuente eficiente de financiación en el mercado monetario o como una herramienta fácil de usar para el banco central.
Se necesita más crédito para un menor crecimiento
El muro de deuda en China sigue siendo, por supuesto, un gran desafío, pero nuestro error, como occidentales, es que nos centramos demasiado en el problema de la deuda (¡etiquetado principalmente en moneda local!) y apenas prestamos atención al rápido crecimiento de la revolución verde y tecnológica.
Desde la gran crisis financiera, China ha entendido que se necesita más crédito para un crecimiento menor que antes. Históricamente, la acumulación incontrolada de crédito casi siempre ha llevado al colapso financiero.
La única forma de lidiar con un gran stock de deuda (que alcanza el 256,9% del PIB de China en el primer trimestre de 2017) es alcanzar un alto nivel de crecimiento. Para lograr esto, la única política racional es innovar para aumentar la productividad.
Este es el nuevo mantra de China: hacer más (en términos de crecimiento) con menos (crédito) pero más innovación.