Nos adentramos en el último mes del año tras tres meses positivos en bolsas. Entramos en el mes referente del consumo con las bolsas estadounidenses en máximos históricos y las europeas en niveles cercanos a los máximos de después de la crisis de 2008 y que se alcanzaron en 2015, excepto la española, lastrada por la incertidumbre política de los últimos meses, y eso que el mes de noviembre avanzó un 1%.
Buen tono en las bolsas que les van a llevar a cerrar un año excelente, a pesar de estar inmersos en un proceso de desaceleración económica. La falta de una rentabilidad suficiente en la renta fija está haciendo a los inversores rotar hacia la renta variable amparados por el soporte que, nuevamente este año, han dado los bancos centrales con sus políticas de bajadas de tipos y compras de activos. Pero quizás sea demasiado pronto para hacer una apuesta clara por un futuro de nueva aceleración económica y mejora de resultados empresariales cuando no se ha firmado todavía la fase 1 del acuerdo comercial entre Estados Unidos y China y cuando todavía los datos macro siguen en un tono débil, especialmente en Europa.
Entrando en el mes del consumo no debemos olvidar que en Alemania las ventas minoristas se han desinflado un 1,90% en el último mes, su mayor bajada en un año. Se hace especialmente importante para el devenir de los mercados el comportamiento del consumo este mes de diciembre ya que el consumo es una de las partes más importantes del PIB de las principales economías del mundo con EE.UU. a la cabeza. La otra variable que influirá en el cierre del año es la posible firma de la fase 1 del acuerdo comercial entre las dos grandes potencias mundiales. Pero éste es un aspecto tan incontrolable e impredecible, como el presidente estadounidense.
Lo que sí es predecible es la subida de temperatura del planeta de 2 grados prevista para el final de este siglo si no se toman medidas. Evitar esta subida de temperatura es el objetivo de la Cumbre del Clima anual, que se celebra en Madrid a partir de este lunes. Acción por el Clima es también uno de los 17 objetivos de desarrollo sostenible que ha definido la ONU como fundamentales para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos.
La preocupación por el desarrollo sostenible es una tendencia que está calando cada vez más en la población. Especialmente en las generaciones que en el futuro manejaran el mundo, los llamados millennials. En términos de desarrollo sostenible España se ubica en la posición 21 de 162, con los países nórdicos al frente de la clasificación. Estados Unidos en la posición 35 siendo la segunda economía más contaminante del planeta solo superada por China que genera el 26,8% de las emisiones de gases invernadero del planeta.
Los gobiernos van a remolque de la sociedad en estos aspectos como en tantos otros. Los movimientos sociales por el desarrollo sostenible están empujando a las empresas y a los gobiernos a acelerar en el cumplimiento de los objetivos marcados por la ONU. Pero el cumplimiento de estos objetivos necesitan importantes inyecciones de capital que no van a ser sufragadas solo por los ajustados presupuestos públicos. La transición ecológica necesita de la intervención de capital privado y los mercados financieros son claves para lograr captar este capital.
La emisión de bonos verdes y empresas cada vez mas comprometidas con el cumplimiento de criterios ESG (Environmental, social and governance: 'factores medioambientales, sociales y de gobierno corporativo') son los instrumentos de captación de capitales que ofrece el mercado destinados a cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible marcados por la ONU. Los Fondos de Inversión ISR permiten democratizar el acceso a estos instrumentos haciéndolos accesibles a todo tipo de inversores.
La cuestión que se le plantea al inversor es: ¿Son estas inversiones rentables? La rentabilidad no está reñida con la responsabilidad social y ya es posible ganar dinero con inversiones en productos y carteras centradas en factores ambientales, sociales y de buen gobierno. Es un camino abierto recientemente, pero que tiene un largo recorrido y que crecerá en la medida que la regulación se consolide y que los inversores particulares entiendan que estamos ante un sector tanto o más atractivo que productos clásicos. La Inversión Socialmente Responsable (ISR) está creciendo de manera exponencial en los últimos años y como dice el director de Spainsif “la inversión crece porque hay posibilidades de negocio, pero no por buenismo”.
En resumen, las Inversiones Socialmente Responsables tienen dos motivos para ser atractivas para el inversor. Por un lado, porque permiten a la sociedad participar directamente en el cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible. Todo aquel que quiera influir para reducir el calentamiento global del planeta sabe que puede hacerlo invirtiendo su capital en activos ISR.
Por otro, y derivado del anterior, esta tendencia por la sostenibilidad de la sociedad generará una mayor demanda de activos ISR cuyas valoraciones se verán favorecidas aportando más rentabilidad al inversor que los activos clásicos. Como corolario, las inversiones ISR son el instrumento que tiene a mano la sociedad para empujar a gobiernos y empresas a cumplir con los criterios de sostenibilidad del planeta y va ser utilizado porque está en el ADN de nuestros jóvenes. Se está fraguando el capitalismo sostenible.
