Tesla —ya hablemos de la empresa o de sus acciones— siempre ha sido una fuerza polarizante. Los fieles creyentes en la misión de la empresa de fabricar vehículos eléctricos ecológicamente sostenibles, abrazada por el fundador y director ejecutivo de Tesla, Elon Musk, llevan años luchando con los no creyentes que ven la empresa poco sólida y a su director ejecutivo como un falso profeta con una promesa poco realista.
Los mercados, sin embargo, han tendido a respaldar este sueño. Bueno, hasta hace poco, cuando a Tesla ha empezado a costarle cumplir sus compromisos y el comportamiento de Elon Musk se ha vuelto cada vez más desconcertante.
Tesla (NASDAQ:TSLA) presenta su informe de resultados del 1T este miércoles, 24 de abril, tras la campana de cierre. Todo apunta a que anunciará unos ingresos de 5.770 millones de dólares, lo que supone unas pérdidas de 0,87 dólares por acción. Sin embargo, los resultados de Tesla a menudo son poco fiables. A Musk y compañía les gusta jugar con la contabilidad creativa para alcanzar ciertos objetivos en trimestres específicos, a menudo cuando Musk promete que el siguiente trimestre de Tesla será rentable. Para obtener una visión más realista de la situación de la empresa, las cifras de producción y entrega dicen mucho más que su estado de resultados.
La misión principal aún no se ha completado
Un utópico futuro sustentado con energía sostenible y coches eléctricos siempre ha sido un componente clave del discurso de Tesla. Y el poder de la habilidad de Musk como visionario es ser capaz de convencer a los inversores de que este hermoso sueño podría hacerse realidad bajo su mando. Hace 13 años, en agosto de 2006, en el blog de la compañía, Musk daba a conocer su plan maestro:
"Fabricar un coche deportivo. Utilizar ese dinero para fabricar un coche asequible. Utilizar ese dinero para fabricar un coche más asequible"
¿Los hechos? Tesla ha tardado 10 años en empezar a dar forma al plan de Musk. La empresa terminó fabricando unos cuantos coches que se vendieron por unos 80.000-120.000 dólares antes de presentar el Model 3 por 35.000 dólares en marzo de 2016.
Para asegurarse un puesto en la lista de espera del Model 3, 500.000 personas estuvieron dispuestas a efectuar un depósito de 1.000 dólares cada una, recaudando Tesla un total de 500 millones de dólares.
¿El único problema? Tesla sigue siendo incapaz de cumplir con sus objetivos de producción, y la empresa ha entregado sólo 218.000 coches hasta la fecha.
En 2017, Musk dijo que la compañía había entrado en un “infierno de producción”, y que sigue atrapado allí. Las entregas no cumplen las expectativas, según Wall Street y la propia Tesla. En el primer trimestre del año 2019, el fabricante de automóviles ha entregado 63.000 vehículos, 27.000 menos que en el último trimestre de 2018. Tesla ha achacado esto a problemas relacionados con la entrega de coches a Europa y China.
No es que Tesla no entienda que está en apuros. Está sobrepasada y enfangada y endeudada. Tiene 33.700 millones de dólares de obligaciones contractuales en su balance general, incluyendo 2.500 millones de dólares de deuda que tiene que pagar en el año 2019, y otra deuda de 2.500 millones de dólares que vence en 2020. En los últimos meses, la empresa ha despedido personal, se ha planteado el cierre de sus tiendas y ha bajado los precios sólo para volverlos a subir tres semanas después.
Además, el 1 de enero, Tesla perdió su crédito tributario federal para vehículos eléctricos porque vendieron más de 200.000 automóviles según el IRS. Esto eleva de forma eficaz el precio por coche para los clientes sin meter más dinero en los bolsillos de la empresa.
Tanto desde una perspectiva financiera como de producción, Tesla se enfrenta a una serie de obstáculos a superar. Teniendo en cuenta que Tesla sigue siendo una opción rentable, muy probablemente necesitará obtener capital exterior el año que viene o así.
Pero problemas más inmediatos se ciernen sobre la ya sobrepasada empresa automovilística: desde principios de 2019, las acciones del fabricante de coches eléctricos ubicado en Palo Alto han caído un 17,8%, frente a la subida del 16,5% del S&P 500 en el mismo período de tiempo.
Por supuesto, las acciones de Tesla, que cerraron ayer a en 263,90 dólares, retrocediendo un 31,8% frente a sus máximos de 52 semanas, siempre han sido más volátiles que la mayoría, pero la brecha del 34%, en sólo cuatro meses, entre su rendimiento y el del S&P es simplemente asombrosa. Para cerrar esta brecha, Musk ha puesto en práctica una vez más su método de eficacia probada para volver a insuflar vida a las acciones de Tesla: vendernos sueños aún más grandes.
Promesas más grandes, más ruido
La última gran promesa: una flota de taxis de conducción autónoma de Tesla. Hace dos semanas, Musk afirmaba que Tesla está “muy por delante de todo el mundo” cuando se trata de vehículos autónomos. Incluso llegó a augurar la conducción autónoma total de los vehículos de Tesla “el año que viene como muy tarde”. Este pasado lunes, Tesla realizó una presentación ante analistas e inversores haciendo gala de sus capacidades y sus planes de presentación de esta red de “robotaxis” en 2020.
¿Valdría Tesla 50.000 millones de dólares si fuera el primer y único fabricante capaz de proporcionar coches de conducción autónoma en un futuro muy cercano? Por supuesto.
¿Va a ser Tesla ese fabricante? Es poco probable. Más de 60 compañías, incluyendo Waymo de Google (NASDAQ:GOOGL), el consorcio francés de automóviles Renault (PA:RENA) y la japonesa Renault (PA:RENA), están ya trabajando en la conducción autónoma. Y aunque Waymo consiguió con éxito poner a un ciego al volante de uno de sus coches autoconducidos en Austin, Texas, en el año 2016, los coches totalmente autónomos de Waymo ni se acercan a estar disponibles en el mercado. Contribuyendo a nuestro escepticismo, allá por 2015, su director ejecutivo ya había prometido que los vehículos de conducción autónoma estarían disponibles en dos años.
A etas alturas, debería estar claro que las declaraciones de Musk deben recibirse con extrema precaución, ya que están pensadas como una distracción, para levantar humo y ruido que se lleve la atención de los inversores lejos de la decepcionante actuación de Tesla a todos los niveles. Creer en Musk ha sido siempre un componente esencial del inversor a largo plazo de Tesla.
La presentación del lunes no se programó por casualidad dos días antes de la publicación de resultados del 1T de 2019 de Tesla. Musk sabe que sus bravatas y grandes promesas han impulsado siempre la valoración de Tesla. Sin embargo, cuantas más promesas rompe, más fuerza los límites de su empresa. Teniendo en cuenta cómo han tratado los mercados a Tesla los últimos cuatro meses, Musk debería andarse con muchísimo cuidado.