Bitcoin, tu cara me suena

 | 18.01.2018 15:01

Una subida explosiva del 1.000% seguida de un colapso dramático del 50%, ¿hemos visto esto antes? En los últimos días hemos asistido a un mercado en pánico, el de las criptomonedas, en el que los especuladores que entraron en diciembre experimentaban su primer desplome. Y sí, digo primer desplome porque no es la primera vez que ocurre.

Parece claro que el mercado de las criptomonedas tiene todos los ingredientes para ser una gran burbuja. Una burbuja que, de momento, atrae más de 500.000 millones de dólares y que estuvo cerca de alcanzar el billón hace apenas unas semanas. Pero la pregunta que surge es: ¿todo lo que se habla en torno a las criptomonedas es mentira?

Después de llevar tiempo siguiendo este mercado y habiendo invertido en una pequeña cartera, la realidad es que hay de todo: proyectos interesantes y auténticos timos de la estampita. De hecho, algunos de los proyectos tienen un potencial realmente increíble, pero eso ahora queda en segundo plano.

Las criptomonedas se han convertido en una máquina de hacer dinero. En Telegram abundan los grupos de ‘pump and dump’, una práctica que consiste en inflar el precio de un activo hasta que llegan los inversores ‘novatos’ ávidos de dinero. Ese es el momento en el que los primeros que entraron deciden salir, con el consiguiente desplome del precio y dejando al resto atrapados. Normalmente se eligen monedas virtuales de poca capitalización y fáciles de manipular juntando algo de dinero.

Si ampliamos la lente es lo mismo que está ocurriendo con las divisas digitales de mayor tamaño como el bitcoin, el ethereum, el ripple o el litecoin. Aquí actúan las llamadas ‘ballenas’, como se llama a las manos fuertes del mercado, cuyo apetito por hacer dinero parece infinito, aunque algún día esto acabará. Puede que sea mañana, dentro de un mes o dentro de unos años, pero la historia se va a repetir una y otra vez hasta que esto acabe.

Si vemos el gráfico en escala lineal la caída es imponente, parece el pinchazo de una burbuja (y puede que lo sea), pero la perspectiva cambia cuando pasamos a escala logarítmica. Si queremos comparar un activo que ha sufrido grandes variaciones de precio a lo largo del tiempo la cantidad pasa a ser irrelevante, por lo que debemos centrarnos en los cambios porcentuales.