Caso de superación del patrón de autosabotaje en el trading

¿Que hay detrás del patron de ganancias y pérdidas repetitivas en el trading y en las inversiones? ¿Cómo afecta la educación recibida sobre el dinero y la personalidad? Este caso es real. El nombre y las circunstancias se han desvirtuado totalmente para que la identidad de la persona que hay detrás quede protegida.

Rebecca había nacido en una familia numerosa, 4 chicas y 2 varones. Fue la penúltima. Su padre se había sentido defraudado cuando, en lugar de un niño, nació una niña; y luego otra. Detrás de ella nació Serafín, el más pequeño.

Cuando vino Rebecca al mundo, ya la quinta, la familia estaba pasando dificultades económicas. No había humor para nada, se respiraba tensión y preocupación porque el dinero no llegaba a final de mes. Al menos eso es lo que luego, ya siendo ella mayor, le explicó su madre con tristeza.

El caso es que Rebecca, para no sentir que ella pudiera dar problemas, aprendió a hacerse invisible, hecho que se acentuó cuando vino su hermanito Serafín, otro niño, con lo que su padre se sintió completo, más que satisfecho con dos varones. Serafín recibió todos los mimos y caprichos por ser el menor de todos, mientras que para su hermana Rebecca parecía que no hubiera risas ni fiestas.

Cuento todos estos antecedentes porque tienen un enorme impacto en el carácter de nuestro personaje. ¿Qué ocurre cuando un niño o niña, como es este caso, percibe que no es deseado? ¿Cómo se configura su mente y sus emociones ante el dinero, la prosperidad y el éxito, cuando se vive en estrechez? Vamos a verlo, haciendo un salto en el tiempo.

Conocí a Rebecca cuando ella contaba 36 años de edad y deseaba lograr autonomía. Tenía dinero ahorrado, 35.000 dólares, logrados con mucho esfuerzo y fruto de su trabajo en una empresa de fabricación de componentes electrónicos, como ingeniera técnica. Se puso en contacto conmigo para ver la causa de que ganara dinero con sus inversiones y luego lo perdiera. Así una y otra vez. Se sentía desconcertada. Después de una primera sesión de clarificación, acordamos trabajar juntas en un programa de coaching financiero y psicología del comportamiento económico.

Los test sobre personalidad dieron evidencias inequívocas de los patrones adaptativos y complacientes de Rebecca. Había aprendido a negar sus sentimientos, a sentirse no valiosa, insegura. Recordemos que de niña no había sido “vista”, ni valorada, ya que tanto su padre como su madre no tenían apenas energía disponible para ella. En cuanto a su relación con el dinero, había desarrollado unas creencias limitadoras: “el dinero es escaso”, “no hay bastante para todos” y “el dinero viene y se va”.

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Un patrón así, es de “autosabotaje”, con base a creencias profundas e inconscientes de no merecimiento y de escasez. Así Rebecca ganaba dinero, con sus inversiones en la bolsa, pero sentía inseguridad cuando la cotización empezaba a subir; movía el stop de ganancia, con un recorrido tan corto, que la operación se cerraba al siguiente impulso de subida, obteniendo escaso margen de beneficios. Las comisiones del broker mermaban sus beneficios.

Una de las reglas de los inversores es “arriesga 1 para ganar 5, 10 o más”, de esa forma, aunque haya varias operaciones perdedoras, si el stop loss o de perdida está bien puesto, el recorrido de ganancias compensa con creces y el inversor “hace caja”. Evidentemente, este no era el caso.

El entrenamiento de Rebecca se orientó, fundamentalmente, en el autoconocimiento y la adquisición de seguridad personal. Trabajamos sus creencias limitadoras ante las ganancias, sus patrones de escasez y de autosabotaje. En cuanto a la gestión de su dinero, estuvo de acuerdo en realizar un plan de inversión que tuviera en cuenta su “zona de seguridad” así como elegir las temporalidades en las que se sentía más cómoda, concretamente en el medio y largo plazo.

Definimos juntas el tipo de cartera más adecuada para ella, teniendo en cuenta sus circunstancias y su perfil de riesgo. Para ello hicimos varios supuestos consultando páginas de gestoras de inversión serias y solventes, para valorar distintas opciones. Acordó distribuir sus ahorros un 10% disponible en cuenta corriente remunerada al 2%, un 20% en renta fija y el resto, un 70% en renta variable en fondos índice, de gestión pasiva, con una aportacion inicial y aportaciones mensuales periódicas de 300 dólares. Quiso también continuar con el trading, si bien con un dinero extra que sentía podía arriesgar y que, aunque lo perdiera, no la iba a hundir, ni económica y emocionalmente. Yo le apoyé en su decisión, porque el trading es una magnifica vía para el autoconocimiento y el entrenamiento emocional, además de poder lograr resultados aplicando un buen plan de trading y siguiendo la correcta gestión monetaria.

Rebecca estuvo muy satisfecha del proceso, porque no solo sentó las bases para unas inversiones bien planificadas, a corto, medio y largo plazo, sino porque ganó en conocimientos, autoestima y seguridad personal.

"Una inversión en conocimiento paga el mejor interés. Cuando se trata de invertir, nada valdrá más que educarse a sí mismo. Haga la investigación, el estudio y el análisis necesarios antes de tomar cualquier decisión de inversión". Benjamín Franklin.

Escrito por: Rosa Estañ Homs