Crecimiento más lento, mayor inflación y más subidas de tipos

 | 17.06.2022 10:40

Tras relajarse en abril, la inflación estadounidense medida por el índice general de precios al consumo (IPC) reflejó en mayo una subida a un ritmo más rápido de lo esperado, un 8,6% en términos interanuales, y un 1% en términos intermensuales. En términos interanuales, las subidas aceleradas de los precios de la energía (34,6%), los alimentos (10,1%) y los vehículos (16,1%), fueron los principales impulsores de la subida de la inflación. Aunque la inflación subyacente medida por el IPC permaneció sin cambios en un 0,6% en términos intermensuales, y se relajó desde el 6,2% hasta el 6% en términos interanuales, la inflación medida por la media truncada del IPC subió al 6,5% en términos interanuales, lo cual sugiere que las presiones inflacionistas aumentaron en mayo.

En particular, la inflación de los productos básicos creció a pesar que las alteraciones en la cadena de suministro comenzaban a desaparecer y a pesar del cambio de dirección de la demanda desde bienes hacia servicios. El riesgo está en que una inflación general persistentemente elevada se transfiera el paso hacia los precios básicos y eleva el riesgo de que el Banco de la Reserva Federal (Fed) tenga que revisar sus previsiones para la inflación a cierre de año y endurezca su política monetaria a un ritmo más rápido de lo que se esperaba.

Tras los datos de inflación se encuentra la política monetaria, que probablemente sea la razón más importante, aparte de las preocupaciones por la estanflación, por la que los mercados están atravesando un período extremadamente tenso. Los precios al alza, que se están uniendo cada vez más a sus efectos secundarios (palabra clave: “espiral salariosprecios”), están obligando a los bancos centrales a cambiar de rumbo, incluso a la Fed, que la semana pasada confirmó repetidas veces que se está apartando de su política fuertemente expansiva del pasado. Haciendo esto, es más coherente que el Banco Central Europeo (BCE), que solo está actuando con indecisión. Sin embargo, en términos generales, está claro que la liquidez que animaba los mercados se está retirando mientras, y al mismo tiempo, la incertidumbre relativa a la economía y a la política monetaria sigue siendo elevada, lo cual explica el incremento sostenido de la volatilidad.

Claves de la próxima semana

Las publicaciones de datos de la semana que viene deberían darnos más perspectivas sobre las condiciones del crecimiento global.

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El martes recibiremos los datos de mayo sobre ventas de viviendas existentes en EE. UU. El mercado espera una bajada con respecto al mes anterior, que reflejaría el impacto esperado de unos mayores tipos hipotecarios y de la postura más dura de la Fed. Ese mismo día también se publicará el dato del Indice de Actividad Económica de la Fed de Chicago, que podría mostrar un mayor debilitamiento de la actividad económica.

El jueves recibiremos las cifras de los índices de gestores de compras (PMI) manufactureros y de servicios de junio para la Eurozona, Alemania y Francia. Esperamos un debilitamiento de la actividad económica en Europa, aunque esto podría no evitar que el Banco Central Europeo (BCE) tome una postura dura en su lucha contra la inflación. También se publicarán los PMI manufactureros y de servicios para EE. UU., que podrían mostrar una mayor moderación en el crecimiento.

El viernes, la semana concluirá con la publicación de los índices de confianza estadounidenses de la Universidad de Michigan y los datos sobre ventas de nuevas viviendas. El mercado espera que el índice de confianza de los consumidores se mantenga plano y que las expectativas sobre inflación sigan siendo elevadas. El mercado también espera una recuperación en el dato de ventas de nuevas viviendas en EE. UU. de mayo, tras la sorpresa de su contracción el mes anterior.

De cara al futuro, parece que nos encontraremos con un menor crecimiento, una mayor inflación y más subidas de tipos.

Al menos, ha terminado el periodo de las rentabilidades negativas. Sin embargo, mientras que las rentabilidades nominales en los principales mercados de deuda están quedándose por detrás de las tasas de inflación, el periodo de las rentabilidades reales negativas parece haber llegado a su fin. Una situación que no es fácil para los inversores que quieren, al menos, mantener, el poder adquisitivo de su inversión.

Deseándoles a todos un mayor crecimiento y unas menores tasas de inflación.

Christiaan Tuntono