De la montaña rusa al rally navideño

 | 05.12.2022 07:57

Las últimas semanas la volatilidad ha remitido de manera considerable. El índice VIX (CBOE volatility index), también llamado índice del miedo, cerró el viernes en 19,06%, niveles no vistos desde principios del mes de enero. Una mirada al histórico anual de este índice nos refleja “la montaña rusa”, nunca mejor dicho, que se ha vivido en el sentimiento de los inversores a lo largo de este 2022 (Ver gráfico). Nos acercamos a final de año y la atracción en la que han estado subidos los inversores se acerca al final de su recorrido, ralentizando su paso. El inversor percibe menos riesgos porque el encargado de activar la velocidad en la montaña rusa de la volatilidad, ha anunciado que va a ralentizar su velocidad y que se acerca al final del recorrido. Cómo habrán descubierto, me refiero a la FED. 

Toda la adrenalina generada durante el año ha provocado taquicardias y el aumento de tensión arterial en el inversor, pero la adrenalina también ha estimulado la producción de dopamina, una de las hormonas de la felicidad. Cuando el riesgo se reduce, la dopamina permanece en el cuerpo, generando sentimientos positivos y constructivos para el inversor. Esta es la fase en la que estamos y qué vamos a vivir hasta final de año.

Los últimos datos macro sobre confianza de consumidores y empresas, aunque se sitúan a la baja a ambos lados del atlántico, parecen estabilizarse. Mientras, los datos de empleo se mantienen fuertes, con buena creación de empleo y un índice bajo de paro en EE.UU. Además la temporada de resultados de las compañías del S&P 500 ha arrojado un incremento medio de beneficio por acción superior al 4%, casi dos puntos por encima de lo esperado. Con los índices de precios a la baja, se presenta un escenario de recesión suave, siendo este el mensaje que ha retomado la FED cómo su escenario central para los próximos meses.

El resultado de estos indicadores es una recuperación del 14% del S&P 500 desde mediados de octubre y una relajación en las tensiones sobre la renta fija, cuyos rendimientos han comenzado a reducirse, después de sufrir su peor año de los últimos 50.

Estamos en un entorno en el que la dopamina ayuda a los inversores a sentirse más constructivos. Los rendimientos que ofrecen los bonos y el crédito se presentan como apetecibles para aportar una buena consistencia a las carteras en los próximos años. Unos resultados empresariales que aguantan bien en un ciclo inflacionario y de subidas de tipos, hacen atractivas acciones de compañías defensivas con un castigo excesivo este año.

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Si los bancos centrales cumplen con su guión la próxima semana y los datos de inflación en EE.UU. siguen la tendencia de los últimos meses, tenemos un entorno y un sentimiento del inversor adecuado para el tradicional rally de final de año en las bolsas, que en esta ocasión se podría extender a los bonos. No deberíamos descartar que se alcanzarán en los índices los niveles a los que se llegaron en el mes de agosto.

La semana en la que entramos, víspera de la semana de los bancos centrales, no se acumulan muchas referencias macro. Cómo destacable, el viernes se conocerá el índice de confianza del consumidor de la universidad de Michigan, una referencia para medir la salud del consumo en la campaña navideña en EE.UU. Todo apunta a que se trate de una semana de transición en la que la volatilidad continúe baja.