Enneatrading | 10.02.2017 15:48
En una aldea situada al norte de Nagano, en Japón, vivía un zapatero artesano llamado Heiken Ashi. Estaba casado con Simpatía, una preciosa mujer que desbordaba alegría. Ambos trabajaban duramente y eran felices, pero Heiken quería progresar, dar un paso más.
Un buen día estaba en la taberna tomando un té verde con su vecino, de nombre Ingenuo. Este era transportista y a diario viajaba a la ciudad. Comentando las inquietudes de Heiken, su amigo le contó que conocía a una mujer en Nagano, se llamaba Fantasía y se dedicaba a los negocios. Ella era muy vivaracha e iba contando a todo el mundo que en la ciudad era muy fácil vender. Comentaba que había muchos mercados donde hacerlo y ella conocía gente que podía prestar ayuda.
A los pocos días se presentaron en la ciudad. Acudieron al centro, allí estaba la oficina de Fantasía. Aquella mujer vestía muy bien y olía mejor, tenía incluso un toque atractivo. Tras las presentaciones, decidieron ir a dar un paseo. Apenas salir del despacho, la mujer dirigió su mirada a los ojos de Heiken y comenzó a hablar sin descanso.
Una semana más tarde, Heiken viajó a la ciudad con su empleada, una joven aldeana llamada Alegría. Acudieron al mercado del barrio del Forex. Allí le esperaba Fantasía con una mujer y un hombre.
Por aquel mercado pasaba mucha gente, pero al puesto de Heiken se acercaban pocos. En ocasiones muy puntuales se saturaba de clientela, pero no lograba vender lo suficiente para cubrir los costes. Al cabo de unos días, se dio cuenta que las cosas no funcionaban nada bien. Había comenzado con la ayuda de MacD y Media Móvil, pero unos días más tarde, le dijo a MacD que no viniera, al poco tiempo Media se trajo a su hija, pero ni con las dos Medias conseguía vender. El zapatero consiguió fichar a Fibonacci, pero tampoco era regular la venta de calzado.
Su empleada, Alegría, se puso mala y dejó de acompañarle al mercado. Heiken cambió de ubicación su puesto, pero no lograba obtener beneficios. Un día lluvioso pasó un señor ante la caseta de Heiken y se quedó mirando el calzado. El hombre tenía un semblante serio y triste, se llamaba Frustración. A partir de aquel momento hacía su visita diaria, lo curioso es que aparecía cuando no había ningún cliente, algo que a Heiken le transmitía desánimo.
Tras probar con varios empleados y diferentes ubicaciones en el mercado del Forex, decidió hablar con Fantasía y probar en el mercado del barrio del Cefedé. No logró mejorar los resultados y no pasaba por un buen momento. El equipo había aumentado. Sus últimos fichajes fueron dos mujeres, Ansiedad y Codicia. Ambas se pasaban el día cotilleando entre sí y no hacían mucho caso a su jefe.
Heiken tenía pleno apoyo de su mujer Alegría y decidieron pensar en grande, comenzar a simultanear la venta en dos mercados. Se presentaron en el mercado del barrio de Acciones y montaron una caseta permanente. Contrataron al hermano de Fibonacci y a Volumen, un especialista en detectar cambios en los flujos de clientes. Heiken solo se acercaba una vez a la semana por Acciones a ver qué tal iba el negocio, pero sin querer, influía en las decisiones de sus trabajadores y a la larga el negocio era un desastre.
Meses después de haber comenzado su aventura en la ciudad, Heiken había tocado fondo. Estaba decaído, los negocios de la ciudad le quitaban el sueño. Un día decidió salir a caminar y recorrer todos los mercados de la ciudad, calle a calle y puesto a puesto. Detectó que en cada uno de ellos, había un puesto gigante, llamado Algoritmo Pro. Este tenía la capacidad de influir no sólo en las modas, sino en el tipo de calzado que se debía vender en cada momento. Además podía adaptar sus precios a la oferta y la demanda y manipular al resto del mercado. Entonces comprendió que todos los demás comerciantes estaban a expensas de lo que Algoritmo Pro quisiera hacer.
Heiken sabía que había una persona que podía ayudarle, un anciano llamado Formación. Este había estudiado mucho y sabía cómo funcionaban por dentro los mercados de Nagano, así como los flujos de mercancía y clientes. Se acercó a visitarle y comenzaron a conversar.
Mientras Heiken atendía asombrado, el anciano continuó su explicación.
Heiken comprendió el mensaje e hizo caso al Señor Formación. Estudió cómo funcionaban los mercados y trazó una estrategia. Comprendió que el tipo de calzado que vendía, le gustaba a la clientela del mercado del barrio de Acciones. También descubrió que la gente lo compraba las semanas de más frío, y sobre todo, los fines de semana. Seleccionó un lugar cercano a la entrada sur del mercado, al lado del gigante Algoritmo Pro y decidió contar con la ayuda de un vecino de Formación, se llamaba Ichimoku.
Costó mucho conseguir clientela, pero dejó correr la estrategia sin apenas hacer cambios. Contrató a una nueva dependienta llamada Confianza, también regresó Alegría y poco a poco llegó a sentirse en sintonía con su negocio y consigo mismo.
Esta historia busca transmitir los conceptos y emociones que un aspirante a trader acabará viviendo. Tal vez lo tomes a broma, pero antes o después te encontrarás con todos los personajes de la misma.
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