El dólar, un buen amortiguador para la cartera

 | 09.07.2020 11:15

Uno de los motivos por el que las carteras asesoradas de Nextep han capeado bien el temporal de la crisis del coronavirus es porque una parte de las mismas estaba en dólares (los otros han sido haber sobreponderado la tecnología, darle un peso importante a Estados Unidos y a China y haber evitado totalmente la inversión en renta variable española).

Pero en pleno fragor de la crisis ni la tecnología, ni la bolsa norteamericana, ni la bolsa china se salvaban de caer, aunque esta última bastante menos que el resto. En cambio, nuestro principal amortiguador, el dólar, cumplió su función.

Cuando las cosas se ponen realmente mal, “cash is king”. Y el “cash” más seguro es el “cash” en dólares. También el franco suizo, pero no es comparable en cuanto a liquidez, moneda de cambio y de reserva, etc.

Que cuando baje la bolsa suba el dólar tiene un nombre técnico y es que entre ambos existe una correlación negativa. Lo vemos gráficamente en el gráfico número seis de este informe.

Las correlaciones se mueven entre -1 y 1. Cuando dos activos se mueven exactamente en la misma dirección, su correlación es igual a uno. Cuando se mueven en sentido totalmente opuesto, su correlación es -1. Entre 1 y -1 tenemos todas las opciones intermedias, que podemos interpretar como que cuando la correlación es positiva los dos activos se mueven en mayor o menor medida en la misma dirección y cuando es negativa, en mayor o menor medida en dirección contraria.

Lo bueno de las correlaciones es que nos permiten “descorrelacionar” las carteras, es decir, poner amortiguadores a la dependencia de algún activo. Lo ideal es que esa descorrelación no sea -1, porque entonces lo que se gana por un sitio se pierde por el otro. Lo ideal es que la correlación sea negativa pero menor que uno, porque así amortigua en las caídas, pero sin ser un pesado lastre en las subidas.

El problema con las correlaciones es que en una gran parte de los activos financieros son caprichosas, es decir, cambian dependiendo del periodo o de la situación económica y financiera. Lo vemos también en el mismo gráfico: actualmente la correlación es muy negativa, pero en 2017 fue incluso positiva y en muchas otras ocasiones ha sido neutra.