El euro prefiere un buen culebrón a unos datos macro importantes

 | 06.04.2018 16:58

Los registros oficiales sobre la evolución del mercado laboral estadounidense siempre han sido el dato con mayúsculas que aguardaban los traders. Cada primer viernes de mes, casi religiosamente, los pequeños inversores y especuladores se marcaban esta fecha en rojo en el calendario para recordarse que ese es el mejor momento para estar fuera del mercado y que operar estas granes citas estaba solo al alcance de los más osados.

Las grandes manos del mercado y las máquinas guiadas por algoritmos podían hacer estragos en esos momentos y cualquier dato ligeramente alejado de las estimaciones del consenso de los analistas podría traducirse en movimientos bruscos y fuertes sacudidas del mercado que zarandearan las divisas.

En los últimos meses, la importancia de estas cifras y la “datitis” aguda del mercado llegó a un punto en el que un dato de inflación salarial por encima de las expectativas encendió todas las alarmas en la siempre hipersensible Wall Street, provocando uno de los mayores episodios de ventas masivas de la última década, allá por el mes de febrero.

Solo un mes después, el primer viernes del mes de marzo, la historia fue justa la contraria, unos datos de empleo soñados por Wall Street desataron el optimismo entre los inversores, que dieron rienda suelta a las compras.

Cuatro semanas después, todos los que seguimos los datos nos preparamos para el rock and roll y los fuegos artificiales, esperamos entusiasmados el momento, contemos la respiración, se publican unos datos jugosos con variaciones importantes… Y la reacción del mercado es poco más que discreta. Decepcionan los datos y me cabreo yo, que tengo que tratar de buscarle un motivo al escaso entusiasmo del mercado ante unos datos que tenían bastante miga.

En primer lugar, la creación de empleo se ha quedado muy lejos de lo previsto por el mercado y lo pronosticado por la consultora privada ADP el pasado miércoles. Los primeros veían la creación de empleo deteniéndose ligeramente por debajo de los 200.000 nuevos puestos de trabajo, y los segundos la elevaban por encima de los 240.000. El resultado definitivo: escasamente por encima de los 100.000