El problemón de la Fed acaba de empeorar

 | 17.03.2023 17:38

Combatir la elevada inflación ya es bastante duro, pero la Reserva Federal ha estado intentando domar la presión sobre los precios cuando la economía muestra signos de debilitamiento, al menos en algunos rincones. Se trata de un reto importante, pero es un problema aún mayor tras las turbulencias bancarias desencadenadas por la quiebra del Silicon Valley Bank (SVB).

El banco central suele relajar la política monetaria y bajar las tasas de interés cuando aumenta el riesgo económico. Lo mismo ocurre cuando amenaza una crisis bancaria. Pero las herramientas políticas habituales no están disponibles cuando la inflación es alta. En resumen, se trata de una tormenta perfecta para la Reserva Federal, que puede empeorar antes de mejorar.

La cuestión clave es que las herramientas políticas que la Reserva Federal puede esgrimir para controlar la inflación amenazan con aumentar el riesgo económico y exacerbar las turbulencias bancarias. En resumen, el banco central se encuentra entre la espada y la pared.

No existen buenas opciones de política monetaria. Más bien se trata de elegir la política menos mala y esperar lo mejor. El panorama actual es que, si bien la crisis desencadenada por el SVB ha reducido la probabilidad estimada de que se produzcan más subidas de tasas, el camino que queda por recorrer todavía parece abocado a un mayor endurecimiento debido al riesgo de inflación existente.

Esta mañana, el mercado de futuros de los fondos de la Reserva Federal estima en un 85% la probabilidad implícita de una subida de 25 puntos base en la reunión de política monetaria del FOMC de la próxima semana. El mercado ya no espera una subida de 50 puntos base, como era habitual antes de la crisis del SVB. Sin embargo, los futuros siguen previendo otra subida de ¼ de punto en mayo.

La consecuencia: la Reserva Federal seguirá dando prioridad a la lucha contra la inflación. Sobre esta base, decidir cuánta presión se avecina para la economía y el sector financiero está estrechamente vinculado a los datos de inflación entrantes. En este sentido, las perspectivas son variadas.

Empecemos por las buenas noticias: la inflación ha tocado techo. Los precios al consumo siguieron bajando en febrero. Pero el aumento del 6.0% del IPC general y del 5.5% del IPC subyacente siguen siendo demasiado elevados para que la Reserva Federal declare la victoria. De hecho, el objetivo de inflación del 2% del banco central no aparece en el horizonte a corto plazo.