El talón de Aquiles de los bancos centrales

 | 22.11.2021 11:28

Los malos datos de inflación tanto de Estados Unidos como de Europa dejan a los inversores con una sensación agridulce. Por un lado, los resultados empresariales siguen siendo muy positivos, pero sigue presente el riesgo de deterioro de los márgenes futuros como consecuencia de las presiones de precios de los productores, incluso a pesar de que, en el último mes, se hayan aligerado en cierto modo las tensiones en la cadena de suministro, como sugiere la caída superior al 50% del Baltic Dry Index. Los índices de precios a la producción de los principales países siguen marcando nuevos máximos, lo que puede traducirse en presión futura para los negocios que se encuentran en los eslabones siguientes de la cadena de valor, o una presión aún mayor para el consumidor final que, no lo olvidemos, es quien en último término soporta sobre sus hombros el peso de la economía.

El miércoles de esta semana se presentan los datos de Gasto en Consumo Personal del mes de octubre (Personal Consumption Expenditure, o “PCE”, en inglés). Las previsiones de los analistas se sitúan en el 4,1% frente al 3,6% del mes anterior para el PCE subyacente, que excluye el precio de alimentos y energía, y del 4,9% frente al 4,4% para el índice general. Lecturas por encima de las previsiones realizadas por los analistas podrían entenderse negativamente por un mercado, con carácter general, más sensible a estos datos, toda vez que se ha anunciado por parte del banco central la retirada progresiva de los estímulos monetarios puestos en marcha en marzo de 2020.

Nuestros modelos son algo menos optimistas y estiman que el PCE subyacente podría superar las estimaciones del consenso de analistas, situándose en el 4,38%, y el general en el 5,08%. Las realizadas por el Banco de la Reserva Federal de Cleveland son aún más pesimistas, ya que sitúan el PCE subyacente en 4,45%, y el general en 5,54%.


Flujos netos de efectivo

Durante la semana pasada, la entrada neta de efectivo en ETFs de renta variable americana fue de 3.500 millones de dólares, muy inferiores a los 11.000 de la semana pasada, y a los más de 15.000 de la anterior, según estimaciones de FactSet (NYSE:FDS). Los ETFs de renta fija americana recibieron algo más de 2.600 millones de dólares. Destaca especialmente la salida de más de 4.700 millones de dólares del SPDR S&P 500p ETF Trust (SPY), y más de 1.500 millones del Invesco QQQ Trust (QQQ). Estas salidas netas cada vez encajan menos con el comportamiento de sus índices de referencia durante la semana, que han subido un 0,5% y 2,4%, respectivamente.

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A esta divergencia hay que añadirle el mal dato de los flujos de efectivo de fondos registrados por Refinitiv Lipper, ya que contabiliza salidas netas de fondos de renta variable por valor de 465 millones de dólares, y entradas netas en renta fija de 4.700 millones de dólares. Recordamos que la semana pasada ya se produjo una traslación del efectivo hacia la renta fija, algo que, con carácter general, no es positivo para las bolsas.

En términos del “índice del miedo”, el CBOE VIX cerró en 17,91. Mantenemos como válido el comentario de la semana pasada que reproducimos a continuación: “(…) mientras se encuentre por encima de 16,5, existe riesgo de repuntes de la volatilidad hacia el rango 20-23. En caso de superar 18.5, la probabilidad aumentaría significativamente”.


Seguimiento de la Fuerza Relativa Tendencial

A pesar de las caídas en el índice FRT durante la semana pasada, la clase de activos más fuerte desde la perspectiva de la FRT sigue siendo la de las cryptos. Tanto es así, que es la única que ha conseguido mantenerse en zona alcista. Tanto la renta variable como las materias primas han caído hasta el área lateral-alcista.