¿Es grave, doctor?

 | 03.10.2022 08:36

Esta es la segunda parte del artículo publicado la semana pasada (puedes leerlo pinchando aquí) en el que concluíamos que las series de los beneficios empresariales ajustados por la inflación y del S&P500 mantenían una de las relaciones más estables y fiables que conocíamos —índice de correlación del 95% en los últimos 20 años—. También decíamos que, de confirmarse las revisiones a la baja de las que se hacía eco FactSet (NYSE:FDS) sobre las estimaciones de beneficio para el tercer trimestre del año, sería razonable pensar que pudiera arrastrar con ellas a los índices de renta variable.

Esta semana queremos aportar más datos sobre esta cuestión que, en nuestra opinión, no recibe toda la atención que se merece por parte de los inversores.

Hemos tomado como base el período de 18 años que va desde el final de la crisis de las punto com hasta nuestros días.

Definimos por ciclo de beneficios al tiempo que media entre dos techos de esta variable económica. Consta de tres fases: contracción (C), recuperación (R) y expansión (E). La primera de ellas comienza en el momento en que los beneficios empresariales hacen techo y finaliza cuando hacen suelo. Esta fase confirma su inicio cuando se produce una caída de los beneficios empresariales superior al 20% —este porcentaje es la media de las contracciones históricas—. Le sigue la fase de recuperación, que finaliza cuando los beneficios alcanzan el techo con el que se inició el ciclo. Finalmente, la fase de expansión, que termina cuando se confirma un nuevo techo.

El gráfico siguiente muestra los ciclos identificados durante el período 2004-2022 y la descomposición por fases de cada uno de ellos.