Juan Ignacio Marrón | 03.10.2022 08:36
Esta es la segunda parte del artículo publicado la semana pasada (puedes leerlo pinchando aquí) en el que concluíamos que las series de los beneficios empresariales ajustados por la inflación y del S&P500 mantenían una de las relaciones más estables y fiables que conocíamos —índice de correlación del 95% en los últimos 20 años—. También decíamos que, de confirmarse las revisiones a la baja de las que se hacía eco FactSet (NYSE:FDS) sobre las estimaciones de beneficio para el tercer trimestre del año, sería razonable pensar que pudiera arrastrar con ellas a los índices de renta variable.
Esta semana queremos aportar más datos sobre esta cuestión que, en nuestra opinión, no recibe toda la atención que se merece por parte de los inversores.
Hemos tomado como base el período de 18 años que va desde el final de la crisis de las punto com hasta nuestros días.
Definimos por ciclo de beneficios al tiempo que media entre dos techos de esta variable económica. Consta de tres fases: contracción (C), recuperación (R) y expansión (E). La primera de ellas comienza en el momento en que los beneficios empresariales hacen techo y finaliza cuando hacen suelo. Esta fase confirma su inicio cuando se produce una caída de los beneficios empresariales superior al 20% —este porcentaje es la media de las contracciones históricas—. Le sigue la fase de recuperación, que finaliza cuando los beneficios alcanzan el techo con el que se inició el ciclo. Finalmente, la fase de expansión, que termina cuando se confirma un nuevo techo.
El gráfico siguiente muestra los ciclos identificados durante el período 2004-2022 y la descomposición por fases de cada uno de ellos.
Durante el período analizado, se identifican 5 ciclos de beneficios que se corresponden con la Gran Crisis Financiera (GFC), la crisis periférica en Europa (PIIGS), el período de Quantitative Tightening (QT) de 2018 (QT 2018), la crisis por el COVID y finalmente, la que hemos denominado de la Energía. Como verán en el gráfico, estamos inmersos en plena fase contractiva, al haberse confirmado ya una caída de los beneficios superior al 20% desde su máximo en junio de 2021.
Indicamos también los períodos en los que la Fed puso en marcha los cuatro programas de Quantitative Easing (QE), dos de ellos cubriendo en buena medida la fase de expansión del ciclo de beneficio. Cabe preguntarse en qué medida el QE3 fue el responsable de dicha expansión, o incluso si era una medida innecesaria en ese momento del ciclo. También cabe preguntarse si el QE4 debió extenderse más allá del momento en que concluyó la fase de recuperación, en abril de 2021.
Para aportar algo de contexto en términos numéricos, la tabla siguiente muestra las caídas máximas experimentadas en los beneficios empresariales ajustados por la inflación y el S&P500 en cada uno de estos ciclos.
La tabla anterior muestra contracciones de hasta un 69% de los beneficios empresariales ajustados por la inflación durante la GFC, pero, ¿cómo de habituales son?
Sin embargo, lo más relevante en nuestra opinión pasa por comparar los drawdowns de ambas series. De esta manera, descubrimos al enfrentarlas que existe una fuerte relación lineal entre ellas. En el gráfico siguiente podrán comprobarlo.
Por el contrario, la que muestra una pendiente más pronunciada se corresponde con el conjunto de las crisis de base global o americana, lo que explica la estrecha relación entre el performance de la bolsa y el comportamiento de los beneficios empresariales en EE. UU.
La pregunta siguiente es: ¿dónde estamos ahora?
Quizá el gráfico nos ayude a contestar esta pregunta. Con una caída del 23% de los beneficios empresariales ajustados por la inflación y una corrección en los índices americanos superior al 20%, nos encontramos actualmente en el cuadrante D, en el punto marcado en rojo. Acabamos de entrar, por tanto, en el cuadrante más negativo, pero la historia nos dice que no es condición suficiente para que veamos unas caídas como las sufridas durante la Gran Crisis Financiera (GFC) del 2008.
Flujos netos de efectivo
Los ETFs y los fondos de inversión son productos muy utilizados por una parte importante de la comunidad inversora, debido a su tratamiento fiscal especial y a la posibilidad que ofrecen de construir una cartera diversificada de manera muy sencilla. Por ese motivo, hacer un seguimiento de las entradas y salidas de dinero en este tipo de instrumentos suele ser un buen termómetro del interés o del miedo percibido por los inversores en cada momento.
El índice de exposición a la bolsa de la Asociación Nacional de Gestores Activos (NAAIM) ha caído a su nivel más bajo desde marzo de 2020. Su lectura en 12,61% muestra un pesimismo generalizado entre los gestores profesionales de fondos. No debe utilizarse como indicador de sentimiento contrario. Durante la GFC de 2008, este índice tuvo lecturas incluso inferiores al nivel actual durante 15 semanas.
Seguimiento de la Fuerza Relativa Tendencial
Este indicador es útil a la hora de determinar el peso relativo que debe asignarse a cada clase de activo en una cartera diversificada, así como medida efectiva de sentimiento. Se diferencian cuatro tipos de tendencias (alcista, lateral-alcista, lateral-bajista y bajista). Identificamos a continuación en qué punto se encuentra la FRT con datos de cierre del viernes y cómo ha evolucionado en el tiempo.
Entre las familias de materias primas, el indicador de fortaleza interna de los commodities de Alimentación (+5) es el único que se mantiene en zona lateral-alcista, seguido de Energía (-21), Metales Industriales (-22) y Metales Preciosos (-25). Estos últimos han sido los únicos que han experimentado una subida en términos de FRT.
Seguimiento de las señales semanales de la FRT sobre el S&P500
Incorporamos esta sección para mostrar uno de los múltiples usos de la FRT. En este caso, tratamos las señales de compra y de venta que se producen cuando utilizamos la FRT como indicador de sentimiento.
Las señales de venta se producen cuando la FRT se encuentra en zona de máximos y/o cuando la práctica totalidad de las compañías y sectores se han sumado a las subidas —esto es, cuando más del 90% de los sectores del S&P500 son alcistas— y a continuación se produce un deterioro en la FRT. Consiguientemente, las señales de compra exigen que la práctica totalidad de las compañías y sectores se encuentran en tendencia bajista —cuando menos del 10% de los sectores son alcistas— y la composición interna mejora respecto de la semana anterior. Las operaciones se cierran cuando se produce un cambio en la tendencia de la FRT que ha dado lugar a la operación.
El gráfico siguiente muestra las señales que se han producido en los últimos 14 meses.
Las cuatro señales de venta fueron seguidas por caídas medias del 8% con un drawdown del 0,4%, mientras que las tres señales de compra tuvieron una variación media del 4,8% y un drawdown máximo del 1,6%.
Actualización de los niveles de control de los inversores institucionales
Como saben de artículos anteriores, nuestra predisposición es alcista mientras el precio de los distintos activos se sitúe por encima de los niveles en los que se encuentran posicionados los inversores institucionales y que se muestran en la tabla siguiente. Los niveles de presión bajista son relevantes a los efectos de anticipar en qué zonas de precios puede incrementarse temporalmente la volatilidad.
Dow Jones y Nasdaq continúan con la predisposición bajista iniciada tras la pérdida de 32.397 y 12.727 de semanas anteriores. Sólo recuperarían la senda alcista en caso de superar los 30.797 puntos y 11.677 puntos, respectivamente.
El Oro mantiene su predisposición bajista de semanas anteriores, situándose el nivel de control en 1.693 dólares. Sólo en caso de superar esta cota podríamos hablar del inicio de la predisposición alcista. Lo mismo sucede con la plata, que sólo la recuperaría en caso de superar los 19,2 dólares. El Brent, por su parte, se mantiene por encima de los 84,5 dólares, por lo que de momento nada cambia.
En el mundo crypto, la debilidad seguirá siendo la tónica mientras Bitcoin no supere los 37.194 dólares. Ether volvió a perder la predisposición alcista al situarse por debajo de 1.706 hace un par de semanas. En caso de superar los 1.347 puntos, volvería a recuperar el sesgo positivo.
¡Buenas semana y buenas inversiones!
Las operaciones con instrumentos financieros o criptomonedas implican un elevado riesgo, incluyendo la pérdida parcial o total del capital invertido, y pueden no ser adecuadas para todos los inversores. Los precios de las criptomonedas son extremadamente volátiles y pueden verse afectados por factores externos de tipo financiero, regulatorio o político. Operar sobre márgenes aumenta los riesgos financieros.
Antes de lanzarse a invertir en un instrumento financiero o criptomoneda, infórmese debidamente de los riesgos y costes asociados a este tipo operaciones en los mercados financieros. Fije unos objetivos de inversión adecuados a su nivel de experiencia y su apetito por el riesgo y, siempre que sea necesario, busque asesoramiento profesional.
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