El mercado bajista toca a su fin, la guerra de divisas continúa

 | 26.10.2015 13:26

Los acontecimientos de los últimos dos días han sido lo suficientemente contundentes para pensar que el suelo en el precio de las materias primas está cerca. Sólo una cosa puede arruinar el punto de inflexión: el resurgimiento del dólar.

En un artículo anterior sugerí que "el mercado” le iba a hacer la vida imposible a Janet Yellen, la presidente de la Reserva Federal (Fed), para evitar que suba los tipos de interés en la reunión del organismo del 17 de septiembre. Finalmente, así fue… No hubo suba en el costo del dinero.

Hoy Yellen no se enfrenta sólo al mercado, sino también al mundo en general en su misión de querer normalizar su política monetaria reacomodando los tipos de interés de referencia. El condicionamiento es extremadamente fuerte y cualquier mal paso que dé la titular de la Reserva Federal puede derivar en una recesión mundial.

El pasado jueves entró en acción un nuevo enemigo para los planes del banco central estadounidense: su par del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi.

El titular de la autoridad monetaria europea sostuvo que el Comité ha discutido nuevas medidas de estímulo para impulsar la actividad en la Unión Europea y que se ha hablado, incluso, de hasta una nueva reducción de la tasa de descuento.

“Haremos lo que tengamos que hacer para impulsar la actividad. En diciembre volveremos a repasar el plan de estímulos monetarios”, señaló Draghi.

Esto tuvo una lectura unánime entre los inversores: una nueva ronda de estímulos monetarios está por venir, lo que automáticamente se reflejó en una caída diaria del euro de más de 1% frente al dólar.

No conforme con esto, el viernes tuvimos noticias adicionales sobre nuevos incentivos monetarios. Esta vez, la noticia vino por parte de China.

El banco central de la segunda economía más grande del planeta decidió recortar por sexta vez en menos de un año su tasa de interés. Esta vez, la magnitud del recorte fue de 0,25% tanto para los préstamos como ara los depósitos. De esta manera, el nivel queda preestablecido en 4,35% para los primeros y en tan sólo 1,5% para los segundos.

La lectura inicial que puede hacerse es que esta baja obedece a la necesidad de estimular el crecimiento económico ya que el PBI se expandió a su menor tasa desde 2009 en el 3T15: un 6,9% anualizado.

Pero detrás de estos movimientos hay algo más estratégico: es un nuevo paso hacia la guerra de monedas que se está librando con fuerza en el mundo y que tiene como objetivo forzar a la Fed a abandonar su plan de endurecimiento de la política monetaria.

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Resulta que si las principales potencias del mundo –excluyendo a Estados Unidos- flexibilizan su política monetaria, provocan que sus monedas se devalúen contra el dólar y las hacen más competitivas para impulsar las exportaciones.

En contraste, un dólar fuerte implica un daño mayúsculo para la economía de los Estados Unidos ya que los bienes que vende al exterior se encarecen. Y así lo demuestra la tendencia reciente de las exportaciones de ese país: