Hay motivos para la esperanza

 | 11.07.2022 07:41

La semana pasada dejó algunos destellos de esperanza para la recuperación de los mercados financieros.. Los datos publicados apuntan a que la economía estadounidense puede salvarse de la recesión. Parece que la inflación podría controlarse más rápidamente de lo que se deteriora el mercado laboral. La creación de empleo no agrícola sorprendió al alza con la creación de 372.000 puestos de trabajo frente a los 268.000 previstos. Los índices de Wall Street saldaron la semana positivo, el S&P 500 avanzó un 1,94% en la semana y el Nasdaq 100 un 4,66%.

Lo que la Reserva Federal ha hecho, y lo que ha dicho que hará, está pesando en el consumo de bienes duraderos y en vivienda, a lo que hay que añadir la debilidad de las materias primas de las últimas semanas. Las materias primas están un 16% por debajo de los máximos recientes y los precios de los metales industriales son hoy más bajos que hace un año. Todo esto apoya una inflación en descenso y moderación en el crecimiento. Moderación, que no recesión, porque la fortaleza que muestra el mercado laboral dista de anticipar un futuro de recesión. Aunque el consumo de bienes se está reduciendo, el de servicios permanece elevado (ver gráfica). En EE.UU los servicios representan dos tercios del consumo total.

Vivimos unos tiempos confusos en los mercados. Parece que se quiere que aumente el riesgo de recesión. Cuando los datos macroeconómicos son buenos los mercados retroceden porque se teme la reacción de los bancos centrales.  Y hemos visto días buenos de mercados con publicación de malos datos de consumo. Esta tónica de volatilidad contraría a los fundamentales parece que se ha instalado y nos acompañará todavía algún tiempo.
 
Aunque parezca ir contra corriente, que el mercado laboral sea fuerte es una buena noticia, a pesar de dar alas para un mayor aumento de tasas. No debemos olvidar que para que las valoraciones de los activos de riesgo recuperen, o sean atractivas, el entorno económico debe ser de crecimiento. Un entorno de crecimiento favorece la mejora en resultados que benefician a la renta variable y reduce las tasas de default, beneficiando al crédito y la deuda. Aunque es fácil dejarse llevar por la corriente, especialmente en el mundo de los mercados financieros, conviene que tengamos un pensamiento crítico ante las tendencias que están dominando los mercados en un año como este. 

Parece algo pronto para animar a un aumento en la toma de riesgos, primero porque todavía los bancos centrales no han declarado el control de la inflación. Quizás los próximos meses veamos datos que favorezcan mensajes de los bancos centrales de este tipo a tenor de la evolución de precios de las materias primas, etc. Segundo, porque en Europa los riesgos de recesión son más elevados mientras la guerra de Ucrania permanezca activa. En este sentido, el castigo de la divisa europea está siendo una clara señal de debilidad. 

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En cualquier caso, cada vez estamos más cerca de que el apetito por el riesgo regrese a los mercados y debemos estar preparados para ello.  Manteniendo nuestras carteras, a pesar de que este año arrastramos pérdidas y preparados para un aumento de los niveles de riesgos, en cuanto los bancos centrales declaren la inflación bajo control. 

En este sentido, estas próximas semanas van a ser cruciales. El próximo miércoles se conocerá el dato de inflación de EE.UU. Se espera que repunte hasta el 8,8% desde el 8,6%, cualquier dato más bajo será bien recibido por el mercado. Las próximas semanas además del inicio de la publicación de resultados trimestrales por parte de las compañías, también tenemos reuniones de tipos del BCE y de la Reserva Federal, en las que se esperan subidas de tasas del 0,50% y el 0,75% respectivamente. El mercado estará muy atento a los mensajes de sus presidentes