Impuestos sobre dividendos: su impacto en la rentabilidad de las acciones

 | 06.05.2016 11:01

¿Qué repercusión tienen los impuestos sobre dividendos en la rentabilidad de las acciones? La manera de verlo es comparar la rentabilidad bruta de unas acciones con la que efectivamente obtiene un inversor.

Voy a utilizar los casos de Enagás (MC:ENAG), Iberdrola (MC:IBE) y Telefónica (MC:TEF) entre los años 2007 y 2015 (un total de nueve años) para contestar a esta pregunta. Aunque hasta hace poco en España existía una exención de impuestos por los primeros 1.500 euros de dividendos, supondré que a lo largo de todo el período un inversor hubiera pagado una tasa impositiva del 19%, que es la actual. También supondré que el inversor no vende las acciones, de modo que no paga impuestos sobre plusvalías.

A fin de poder hacer comparaciones homogéneas entre acciones, hay que considerar que los dividendos se reinvierten en accionesde la misma empresa que paga dichas rentas. Esto implica que los dividendos se utilizan para comprar más acciones. Se trata, por tanto, de una rentabilidad compuesta.

Existen dos maneras de calcular una rentabilidad compuesta. La primera es hacer un índice de rentabilidad, con un valor inicial de 100 puntos (o la cantidad que se desee), que pueden representar igualmente 100 euros. Cada año se suma el rendimiento por dividendo y la plusvalía para obtener la rentabilidad total de ese año. Si la rentabilidad ha sido del 5%, entonces el índice pasa a ser de 105 (100 x 1,05). Si el año siguiente la rentabilidad es del 9%, entonces el nuevo valor del índice es 105 x 1,09 = 114,45. De esta manera las rentabilidades de cada año no se suman sino que se multiplican, lo que quiere decir que estamos reinvirtiendo las ganancias del año anterior.

La segunda manera, más intuitiva pero de cálculo algo más complejo, es ver cómo evoluciona el número de acciones que tenemos. Veamos el ejemplo de Enagás que recoge la tabla siguiente (los dividendos indicados corresponden a los importes pagados durante el ejercicio).

Empecemos por suponer que no hay impuestos sobre los dividendos. Partimos, por ejemplo, de mil acciones en diciembre de 2006, que entonces tenían un valor global de 17.620 euros. En 2007 Enagás pagó un dividendo bruto de 0,471 euros, de modo que habríamos ingresado 471 euros. Como al final de 2007, los títulos de la empresa valían 19,99 euros, con el importe de los dividendos habríamos podido comprar unas 24 acciones (en las tablas, las cantidades en acciones aparecen sin decimales porque no se puede comprar un número fraccionado de acciones pero los cálculos incorporan decimales para mayor exactitud).

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Como en 2008 hubiéramos tenido 1024 títulos de Enagás y la empresa pagó cerca de 0,6 euros brutos de dividendo, ese año habríamos ingresado unos 612 euros, con los que habríamos adquirido 39 nuevas acciones a un precio de 15,56 euros.

De este modo, al final de 2008 ya hubiéramos tenido 1.063 acciones. Haciendo esto año tras año, al final de 2015 habríamos acumulado 1547 acciones, cuyo valor hubiera sido de 40.216 euros. El incremento de los 17.620 euros originales a los 40.216 euros del final del período da un resultado de 128,24%. Con un impuesto del 19% sobre los dividendos, el capital final habría sido de 37.081 euros, un incremento neto del 110,45%.