Inflación buena, inflación mala

 | 21.06.2021 11:12

h2 Tipos de inflación

La inflación es como el colesterol. Hay un colesterol bueno y un colesterol malo. Con la inflación ocurre algo parecido. Los propios bancos centrales tienen entre sus objetivos que la inflación sea positiva. Eso sí, ligeramente positiva, que es la que consideran “buena”. El BCE va incluso más allá y establece como inflación “sana” un IPC “cercano al 2% anual”.

En el mundo de las inversiones tenemos una ventaja adicional: no solo existe una inflación “buena” que lo es para muchos activos, sectores o incluso países enteros, sino que, incluso cuando es “mala”, se puede aprovechar. Imagínense lo bien que le vendría a un país como Brasil u otros países latinoamericanos que la subida del precio de las materias primas sea duradera. O a Rusia que suba el precio del petróleo de forma consistente.

La inflación “mala” es aquella que es muy elevada y erosiona el valor del dinero y de los diferentes activos, sean financieros o no. Aun así puede ser muy buena para los productores de materias primas mencionados anteriormente o para la banca, pues una inflación “mala” genera tipos de interés muy altos y si los bancos son capaces de obtener dinero relativamente barato pueden colocarlo con un margen elevado.

Y esto son solo ejemplos. Hay muchos activos y sectores que se ven beneficiados por un aumento de la inflación, que puede ser negativo para la economía en general pero positivo para ellos.

Lo mejor de todo es que, utilizando fondos de inversión y sobre todo ahora que existen los ETF —que para el mundo entero son fondos de inversión siendo la única excepción la hacienda española—, se puede invertir de forma tan fácil en todos esos activos y sectores como si se invirtiera en el Ibex.

Con los ETF podemos afinar mucho más el tiro y dirigir nuestras apuestas “inflacionistas” a subsectores que se benefician del incremento de la inflación e incluso, y muy importante ahora mismo, apostar contra el precio de los bonos.

Porque donde la inflación es casi siempre “mala” es en la renta fija. Hace que suban los tipos de interés, ya sean los del mercado de bonos o los oficiales (los que establecen los bancos centrales). Y cuando suben los tipos de interés de los bonos cae su precio, porque existe una relación proporcional, inversa y automática entre el precio de los bonos y los tipos de interés. Basta ver cómo han ido los fondos de renta fija que invierten en bonos de medio y largo plazo en los últimos meses.

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En cambio si la inflación que viene es de la “buena” puede ser un escenario positivo para la renta variable. Aunque no para toda la renta variable. Pero veamos primero por qué pueden subir las bolsas en un entorno de inflación “sana”.

En primer lugar, porque normalmente cuando hay inflación hay crecimiento. Ocasionalmente hay inflación con estancamiento y entonces hablamos de “estanflación”, pero claramente no va a ser el caso por el momento, teniendo en cuenta la inundación de liquidez que han creado los bancos centrales y la montaña de dinero de los planes de estímulo promovidos por los gobiernos.

Si la inflación va acompañada de crecimiento, en ese caso estamos hablando de un entorno en el que las empresas aumentan sus ingresos y además pueden incrementar sus márgenes, subiendo ocasionalmente y de forma moderada los precios de sus productos o servicios.

Mientras los costes de producción —y muy particularmente el de la mano de obra— no se disparen, cuando las empresas suben precios lo que hacen es mejorar resultados. Y desde que repunta la inflación hasta que empiezan las demandas salariales pasa cierto tiempo, porque una condición previa para que se produzca un crecimiento sostenido y significativo de los salarios es que disminuya el paro.

Lo anterior es de aplicación a muchos sectores, así que no hay que lamentarse porque haya inflación: hay que utilizarla a nuestro favor, como los especialistas en artes marciales cuando utilizan la fuerza del contrario a su favor.

Si vamos a una inflación mayor que antes de la pandemia pero relativamente moderada, las opciones de inversión rentable son muchas. En realidad lo importante es evitar las opciones que se pueden quedar atrás, o al menos reducir su peso en cartera. Lo estamos viendo recientemente con la tecnología, que no es la principal beneficiaria del aumento de la inflación y por eso ya no está en los puestos de cabeza de los índices mundiales.

La clave es tener muy claro quiénes son los beneficiarios, quiénes son los perjudicados y a qué tipo de inflación nos enfrentamos.

Aun así, si la inflación que viene fuera de la “mala”, lo que ocurriría es que se reducirían las opciones de inversión, pero en ningún caso desaparecerían. Es más, las opciones rentables lo serían mucho, porque a los activos, sectores e incluso países a los que les beneficia la alta inflación les beneficia mucho.

Y si me permiten la cuña publicitaria, pero no por eso menos cierta, si la inflación que viene es de la “mala” será más importante que nunca trabajar con un asesor independiente que pueda recomendar cualquier tipo de producto, activo, sector o país.

Un asesor no independiente, cuyo objetivo sea colocar los productos de la casa y sean los fondos típicos de renta variable y renta fija y no pueda acceder a productos sectoriales o de otros activos, no podrá recomendar a sus clientes los activos, sectores e incluso subsectores, países o productos específicos que ganan en un entorno inflacionista.

Y por supuesto, sea cual sea la inflación que viene, es importante revisar la composición de la parte de renta fija de la cartera, porque hablamos mucho de renta variable, pero los españoles son mayoritariamente inversores de renta fija y van a tener que buscar alternativas (ha Y por supuesto, sea cual sea la inflación que viene, es importante revisar la composición de la parte de renta fija de la cartera, porque hablamos mucho de renta variable, pero los españoles son mayoritariamente inversores de renta fija y van a tener que buscar alternativas (hablamos de ellas en el último capítulo de este informe).

h2 La inflación que viene/h2

Aclarado todo lo anterior, llega el momento de “mojarse” y establecer una hipótesis sobre qué tipo de inflación podemos tener en un futuro a medio plazo.

Lo primero que hay que aclarar es el motivo por el que ha repuntado con tantafuerza. En realidad es algo que ya adelantamos en ejemplares anteriores de estos Cuadernos del mercado y simplemente se ha confirmado.

Como dijimos en el número de abril (Cuaderno 38, lo tienen en la hemeroteca de mi web victoralvargonzalez. com), de la pandemia se saldrá como se ha salido de las guerras: con muchas ganas de vivir y disfrutar de la vida, lo que en una sociedad de consumo significa básicamente consumir.

Pero cuidado, no era esto lo que opinaba el consenso de analistas (o los “influencers” de las redes sociales). Ahora los datos de ventas minoristas en Estados Unidos confirman que teníamos razón.