Inversores cada vez más cautos

 | 30.05.2022 08:35

El contexto macro puede calificarse de negativo para las bolsas desde que se comenzaron a eliminar los estímulos monetarios. Ahora, la situación se agrava con las subidas de tipos por parte de los bancos centrales de cada vez más países, y el drenaje de liquidez de la economía a través de la reducción de sus balances. La inflación además está comenzando a tener un efecto en los márgenes de las compañías que no pueden trasladar a los clientes finales el incremento de sus costes, lo que de forma agregada encaja con una economía en proceso de ralentización como la actual. La política de COVID cero en China tampoco ha ayudado precisamente al crecimiento mundial de la economía, cada vez más sensible a la evolución del gigante asiático.

A pesar de ello, las bolsas de todo el mundo consiguieron cerrar la racha de entre siete y ocho semanas consecutivas de pérdidas. Los índices americanos fueron los que protagonizaron un rebote más abultado, pero como ocurre con las grandes ligas deportivas, lo importante no es tanto el resultado del último partido como la regularidad durante la competición. En ese sentido, el 2022 no se está caracterizando por una actuación precisamente positiva de las bolsas. No sólo eso, sino que el sentimiento de los inversores va progresivamente cambiando.

Esto puede verse en las encuestas semanales, en niveles muy deprimidos en los que los bajistas son mayoría, pero también hay otras fuentes que podemos tener en cuenta.

Sin entrar a valorar si estamos en un mercado bajista o no, la deuda pública suele tener un buen comportamiento durante los grandes procesos correctivos de las bolsas. Y es que, como suele ocurrir en economía, el efecto retroalimentación es importante. Cuanto más efectivo se traslada de la renta variable a la renta fija, mayor es el riesgo de que las caídas de las bolsas se perpetúen en el tiempo, y de que los títulos de deuda pública lo hagan mejor; y cuanto más tiempo se mantenga esta situación, mayor es la probabilidad de que el efectivo siga teniendo como destino preferido la deuda pública. Como coberturas frente a las caídas de las bolsas -sin tener el efecto cupón-, los títulos de menor duración suelen ser más efectivos que los de duración más larga, más condicionados por el efecto de anticipación o descuento de escenarios macroeconómicos, aunque por el camino estos últimos ofrecen cupones mucho más atractivos.

Lo que se observa en las últimas semanas es que el posicionamiento de los inversores está cambiando. Tras la mayor caída de la historia de los títulos del Tesoro americano, los inversores están encontrando en la renta fija una alternativa cada vez más atractiva a la renta variable. El proceso de reducción de la exposición a bolsa, con sus altibajos, continúa lento pero firme, por lo que el riesgo de que esta situación se cronifique es cada vez más alto.
 

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