Irán se rebela y el precio del petróleo continúa escalando posiciones

 | 23.09.2016 14:41

El petróleo continúa en la senda alcista. La última novedad que propicia el asistir a subidas en el precio del oro negro es que hay rumores o filtraciones acerca de que Arabia Saudita quiere utilizar otras fuentes para congelar los niveles de producción de crudo, al contrario que Irán que no acepta un acuerdo para congelar la producción, básicamente porque sigue empeñada en llegar a los niveles anteriores a las sanciones que se le impusieron.

La última crisis del crudo se remonta al año 2008 con el tema de Lehman Brothers cuando el barril de Brent (el de referencia en Europa) llegó a perder la cota de los 37 dólares.

En la década de los años 80, cuando el precio del petróleo llegó a desplomarse más de un 65%, tuvieron que pasar dos décadas antes de ver de nuevo los precios anteriores a la debacle. Una de las cuestiones clave es que la producción de crudo de esquisto sí podría ayudar a reducir el suministro y lograr que “cuadre” la oferta y la demanda antes de lo esperado.

La cuestión es que un precio demasiado bajo del crudo conlleva una serie de consecuencias negativas: la caída de las materias primas junto a las divisas emergentes implica riesgo de deflación.

Y precisamente es este punto el que preocupa. La deflación consiste en la bajada de los precios durante al menos dos trimestres. A diferencia de la desinflación que es la desaceleración de los precios que siguen creciendo pero a un menor ritmo, la deflación implica tasas de variación negativas del IPC.

Una de las consecuencias de la deflación consiste en el retraso de cualquier decisión de compra, lo que reduce aún más los precios y provoca fuerte caída del consumo. De esta manera, la demanda se contrae lastrando a las empresas que no pueden producir porque no se consumen sus productos, originando despidos de trabajadores (se incrementa el paro) y cierres de compañías.