Keep calm and carry on

 | 09.08.2019 14:15

En nuestra opinión, el riesgo de un brexit sin acuerdo probablemente alcanzó máximos en primavera

En los últimos años, la evolución de la libra esterlina (GBP) se ha visto muy influida por la percepción de riesgo político. La tranquilidad tras el referéndum de independencia de Escocia de 2014 duró poco. En 2016, el Reino Unido sorprendió al mundo cuando, por un estrecho margen, el país votó a favor de abandonar la Unión Europea (UE). Desde entonces, la libra se ha resentido cada vez que a los inversores les ha dado la impresión de que este proceso de divorcio –el brexit– podía concluir sin acuerdo.

No obstante, si lo analizamos desde una perspectiva de largo plazo, la caída que ha registrado la libra con respecto al euro en las últimas semanas no ha sido tan dramática, como muestra nuestro Gráfico de la Semana. El discurso del nuevo primer ministro británico Boris Johnson y su equipo, que aseguran que el Reino Unido abandonará la UE con o sin acuerdo, ha afectado a la divisa pero solo de forma modesta. En parte, este movimiento se explica porque gran parte del riesgo ya se descontó tras el referéndum. Y, por supuesto, la situación de la libra podría empeorar en las próximas semanas. El Parlamento británico retomará su actividad el próximo 3 de septiembre. Hasta entonces, podemos esperar que Boris Johnson y sus aliados planteen diversos escenarios más o menos plausibles sobre cómo podrían lograr que el país abandone la UE aún sin la aprobación del Parlamento.

En nuestra opinión, el riesgo de un brexit sin acuerdo probablemente alcanzó máximos en primavera. A principios de año, nos preocupaba lo confiados que se mostraban la mayoría de los observadores en que la Cámara de los Comunes aprobaría algún tipo de acuerdo. «Cuidado con la autocomplacencia sobre el brexit», escribimos en enero (ver CIO Flash: Beware of Brexit complacency). De forma similar, ahora nos parece adecuado mantener la calma, como reza el famoso eslógan «Keep calm and carry on». Según la Constitución británica –en su mayoría, no escrita– el Parlamento representa la soberanía nacional y lo lleva haciendo desde hace siglos. Como apunta el académico Vernon Bogdanor en su trabajo más reciente y definitivo sobre esta cuestión, «hasta 1975 (...) a la Constitución británica no le interesaba en absoluto el pueblo»1. Frenar un brexit sin acuerdo no será fácil, pero puede hacerse si el Parlamento está decidido2. Y, a diferencia de lo que sucedía en primavera, ahora sabemos con seguridad que el Parlamento cuenta con los medios y la voluntad para hacerlo.

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