La que se avecina...

 | 09.11.2021 08:33

Sin ánimo de resultar alarmista, son varios los indicadores que hablan del riesgo de que la principal economía del mundo podría dirigirse hacia una nueva recesión. En este artículo, no pretendemos entrar en las razones que probablemente se utilizarán para justificar el frenazo de la actividad -ya sean la ruptura de la cadena de suministro, la crisis energética, las nuevas variantes COVID, las potenciales subidas de tipos de interés, o la combinación de todas ellas, por poner las que están en boca de todos-, sino centrarnos en dar algunas pinceladas sobre las previsiones para los próximos 12 meses de los indicadores de dominio público que, en nuestra opinión, mejor han anticipado las crisis en el pasado, más allá de la conocida inversión de la curva de tipos.

Por un lado, desde la perspectiva coyuntural, tenemos los índices de confianza en la actividad empresarial, cuyas proyecciones hablan de una caída hasta niveles próximos al estancamiento (50). Este es el caso del ISM Purchasing Managers Index (PMI). Las previsiones del Chicago Fed National Activity Index indican una ralentización a partir del segundo trimestre de 2022.

El Leading Economic Index de The Conference Board muestra un crecimiento semestral decreciente. Los modelos econométricos estiman una caída de este indicador para los próximos 12 meses en línea con una potencial recesión. Estas conclusiones son similares si se aplica sobre el Coincident Economic Index de esta misma institución.

Desde una perspectiva estructural, destacamos el impacto de la deuda tanto de los países, cuyo efecto es la reducción del PIB potencial, como el de las compañías, que durante la crisis del COVID se ha incrementado significativamente. El potencial incremento del coste de financiación puede agravar la estabilidad financiera de las denominadas empresas zombi (y las que no lo son) que, según información de la Fed, representan el 9% de las compañías cotizadas y que acumulan, según estimaciones de Bloomberg, más de 2 billones europeos de deuda.

Por otro lado, una parte muy importante de la liquidez que se ha vertido al sistema por los bancos centrales y, en particular la Fed, se ha utilizado fundamentalmente para propósitos no productivos. Así se desprende de los datos de la Fed de St. Louis, que indican que la caída del peso de este tipo de préstamos ha ido a parar a créditos relacionados con la inflación de activos, como se refleja en el gráfico adjunto. Visto desde otra perspectiva, en los últimos 12 meses, los créditos productivos han crecido únicamente un 0,7%, lo que resta potencial del PIB para los próximos años, y ralentiza el crecimiento económico en el largo plazo.