La Reserva Federal de EE.UU. se une al club de la sostenibilidad

 | 20.11.2020 14:49

La Network for Greening the Financial System (NGFS) incluirá a bancos centrales y reguladores de sesenta países.

EE.UU. ha sido el gran ausente en las iniciativas y redes de sostenibilidad lanzadas en los últimos años, pero esto parece estar cambiando. La semana pasada, Randal Quarles, miembro del Consejo de Gobierno de la Reserva Federal (Fed), declaró que el banco central estadounidense ha solicitado unirse a la Network for Greening the Financial System (NGFS), iniciativa que persigue fomentar la transición a una economía sostenible desde el sector financiero. Además, el último Informe de Estabilidad Financiera de la Fed incluyó por primera vez el cambio climático como una amenaza sistémica.

La NGFS se creó en diciembre de 2017 con ocho bancos centrales y supervisores como miembros fundadores. Dos de los objetivos de esta red son contribuir al desarrollo de la gestión del riesgo climático en el sector financiero y movilizar capital para apoyar la transición a una economía sostenible. Tres años después, se ha convertido en una comunidad de bancos centrales de 60 países, tanto pequeños (Seychelles) como grandes (China), que en conjunto representan el 58% del producto interior bruto (PIB) mundial, como muestra nuestro Gráfico de la Semana.

Cuando la Fed se una, probablemente antes de la próxima reunión anual de la NGFS, que se celebrará en abril de 2021, la red ganará aún más peso y no solo abarcará los cinco continentes, sino que se estima que representará el 74% del PIB mundial y dos tercios de los gases de efecto invernadero. Por lo tanto, esta solicitud de adhesión presagia el comienzo de una nueva era en la que EE. UU. volverá a formar parte de muchas redes y compromisos internacionales.

La participación de los bancos centrales en el fomento de la sostenibilidad fue uno de los puntos clave durante la preparación del Acuerdo de París sobre cambio climático en 2015. Desde entonces, la red de bancos centrales ha tomado diversas medidas, entre las que se incluye la publicación de:

-        Un programa de investigación sobre los impactos macroeconómicos y en la estabilidad financiera del cambio climático;

-        Primeras conclusiones sobre la relación entre el cambio climático y la política monetaria;

-        Una declaración que insta a los gobiernos a poner la sostenibilidad en el centro de los esfuerzos de recuperación pos-COVID-19;

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-        Directrices sobre cómo integrar los riesgos climáticos y medioambientales en la supervisión prudencial;

-        Un conjunto de escenarios climáticos principales, y

-        Recomendaciones sobre cómo pueden integrar los bancos centrales la inversión sostenible y responsable en la gestión de sus propias carteras.

Para Michael Lewis, Head of ESG Thematic Research en DWS (DE:DWSG), «la participación de la Fed sin duda acelerará los esfuerzos de los bancos centrales para incluir los riesgos climáticos en la monitorización y la supervisión de la estabilidad financiera, integrar la sostenibilidad en la gestión de sus propias carteras, resolver la falta de datos, así como concienciar y desarrollar capacidad intelectual sobre los riesgos y oportunidades ligados al cambio climático. También es probable que se impulse la creación de estándares de transparencia medioambiental y social robustos y consistentes a nivel internacional, así como una taxonomía de actividades económicas sostenibles, lo que podría ayudar a los inversores institucionales a alinear mejor sus fondos con objetivos de sostenibilidad fiables, contribuyendo así a la completa erradicación del greenwashing o ecoblanqueamiento».