La semana en la que volvimos a vivir peligrosamente

 | 14.11.2016 10:39

Empezaba mi tribuna de la semana pasada describiendo los hechos: un primer fracaso europeo en zona de resistencia crítica y las sensaciones frustrantes que ello suponía para un alcista confeso como yo. Después ligaba mi incredulidad a dos elementos clave: la fuerza que venía mostrando el Dow Jones Transportes durante el peligroso ajuste que estaba manteniendo el conjunto de Wall Street, y un contexto de sentimiento inversor que, para una visión en tendencia a meses vista, seguía siendo más alcista que bajista. Sobre todo el VIX y la media de 10 sesiones del ratio put/call resultaban muy favorables a un repunte del mercado.

Luego llegó el espectáculo...

Tras una apertura semanal confiada en la victoria del candidato de Wall Street, llegaron las elecciones y una sorpresa que, sin embargo, plantea una administración no sólo muy distinta sino con un color homogéneo para la toma de decisiones; algo de lo que ha carecido siempre Obama. Y el mercado entendió a las pocas horas la ventana de oportunidad que eso abría, con un festival comprador en las bolsas norteamericanas de los que crean afición. Eso sí, en medio de una rotación como no se había visto en muchísimo tiempo.

Aunque el resultado electoral estadounidense provocó un desplome de las bolsas emergentes y supuso una apertura del mercado europeo con boquete hasta zona de soporte relevante -al borde por tanto de la ruptura de los mínimos previos-, el cierre fue algo radicalmente distinto: la vela blanca desplegada, proponiendo una pauta envolvente, equilibraba de nuevo la partida europea en términos de velas, Antes, se había producido un hecho que desde Ágora habíamos destacado excepcionalmente en nuestros análisis: la ruptura de resistencia clave del Dow Jones Transportes durante la jornada del lunes. La canción de guerra de los osos parecía quedar de nuevo sofocada por Wall Street incluso antes de que llegase el nuevo Presidente, antes de que el efecto Trump sacudiera mercados y conciencias por igual. Le he dado muchas vueltas, y no me quedaré con las ganas de decir que, más allá de todo el rechazo que me genera el personaje, que es mucho, envidio el valor de una nación capaz de apostar por lo políticamente incorrecto.

La subida libre absoluta abierta en Wall Street ya hace semanas si atendemos a los promedios total return ha sido y siguen siendo para mí un ancla en los momentos de dudas (siempre los hay, en toda tendencia, por sólida que parezca haber sido cuando la observamos a posteriori), y desde febrero vengo considerando de modo sistemático que no resulta conveniente equivocarse con las divergencias, que es contraproducente darlas por elementos que desvirtúan la capacidad de los alcistas para seguir avanzando. Como escribí la semana pasada, este juego es impredecible y no lo he inventado yo. Los técnicos, ya hace mucho que simplificaron sus vidas invitándonos a apostar por los activos con mayor fuerza relativa y sus tendencias. A veces falla, pero tiende a salir bien; y es el motivo por el que antes no me preocupaba especialmente el estado del Russell2000 y ahora no lo hace el del Nasdaq100.

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La semana ha sido impresionante, de las que no se olvidan. La rotación, una de las más brutales que he presenciado desde que empecé mi carrera profesional, allá por 1.995, que se dice pronto para uno que hace un par de años que se convirtió en cuarentón. Te has podido hacer de oro y darte también un revolcón de tres pares de narices. Pero en lo esencial la novedad está sólo en el Dow Jones Transportes.

Europa sigue en lateral, con el IBEX35 apretando zona de soporte y el DAX30 resistencia clave. Los emergentes se han llevado un meneo bueno mientras Japón se ha quedado al borde de dar una señal de compra de las buenas... Más divergencias...