Lagarde se ciñe al guion pero persisten las dudas sobre la nueva dirigente del BCE

 | 17.12.2019 09:55

Cuando el ex presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, pronunció su famoso discurso de "lo que sea necesario" para defender el euro, lo importante no fueron sólo las palabras que escogió, o dónde las pronunció, en Londres, sino que fue Draghi quien lo hizo. Tenía toda la credibilidad y autoridad que le daba una carrera en política monetaria. Así que cuando añadió: "Y créanme, será suficiente", la gente le tomó la palabra.

Desafortunadamente, en este momento, ése no es el caso de Christine Lagarde, la sucesora de Mario Draghi. En su debut del pasado jueves para explicar la política monetaria del Consejo de Gobierno del BCE, Lagarde siguió el guion bastante bien. Sin embargo, durante la ronda de preguntas y respuestas, se mostró más insegura, cambiando de tema siempre que le fue posible hacia la política y la economía, su zona de confort, y evitando la política monetaria.

Draghi ya había establecido los controles de la política monetaria de la Eurozona para los próximos 6-18 meses. Eso deja pista libre a Lagarde para organizar cenas en hoteles de lujo para hacer que los miembros del Consejo de Gobierno se sientan mejor y para hablar de llevar a cabo una revisión exhaustiva de la estrategia del BCE que llevará al menos un año (sin más detalles al respecto, por favor, hasta nueva consulta con los miembros del consejo).

Sin embargo, no ha habido nada en las primeras apariciones de Lagarde que disipe las dudas en que se viera envuelto su nombramiento en julio sobre que, tras su pulida puesta en escena internacional, la experimentada abogada y ex ministra de finanzas francesa sólo tiene un conocimiento básico de la política monetaria.

No es probable que recurra en los próximos meses a decir algo tipo "lo que sea necesario", pero si lo hiciera, ¿por qué iba a creerla nadie? ¿Por qué iba a pensar nadie que sabría siquiera lo que sería necesario?