Los fundamentos sí importan. El ejemplo del uranio

 | 05.12.2017 09:59

Hablé acerca del uranio por primera vez hace más de un año. Mi atención se centró en algunos problemas. El primero fue un sentimiento muy negativo hacia esta materia prima. El mundo parecía olvidar que alrededor del 10% de la producción mundial de energía proviene de centrales nucleares, siendo los mayores productores Francia, Rusia y los EE.UU, los cuales presionan con fuerza al resto de países a que construyan unidades de energía.

El segundo tema fue el de los precios tan bajos, aspecto que debemos, por supuesto, al desastre de Fukushima y a la histeria masiva en torno al uranio. En 2011, justo antes de la tragedia, los precios del uranio fluctuaron alrededor de 70-75 dólares, dependiendo de si se relacionaban con los precios al contado o los precios en las entregas basadas en contratos a largo plazo.

Hasta 2017, los precios cayeron a 20-25 dólares por libra. Esto es importante, ya que el coste promedio de extracción es de 60 dólares. Este precio incluye todos los costes: capital, mano de obra, equipo, combustible, seguros, y es necesario mantener la producción sin cambios. Hay, por supuesto, proyectos mineros donde el punto de equilibrio es de 25-30 dólares, pero la mayoría tienen un punto de equilibrio más alto.

Sin embargo, el factor que me llamó más la atención fue la caída del 90% del ETF URA (NYSE:URA), asegurando la exposición a compañías que se dedican a la extracción y procesamiento de uranio. Varias veces señalé que rara vez se producen caídas tan fuertes y, normalmente, después de alcanzar el nivel crítico se produce un rebote. Los años 2011-2017 fueron trágicos para toda la industria. De casi 500 proyectos que operaban antes del desastre de Fukushima, solo se mantuvieron alrededor de 60. Ésta fue la consecuencia de los bajos precios.

La trágica situación en la industria se ha mantenido la mayor parte de 2017. Prácticamente no había productores que generaran ganancias, y seguir extrayendo llevó a más productores a la bancarrota. La situación cambió el 8 de noviembre. En ese momento, las autoridades de Cameco Corp (NYSE:CCJ), el mayor productor de uranio, anunciaron que suspenderían la producción en el proyecto minero más grande.

El mensaje era muy claro. Si desean uranio, entonces paguen por ello un precio justo o en absoluto lo obtendrán. Estamos hartos de obtener perdidas constantes. Ese día, en mi opinión, será recordado como el momento en que se revirtió la tendencia negativa iniciada por Fukushima durante más de 6 años.

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El mensaje de Cameco no fue el que solíamos estar acostumbrados a escuchar. Fue tan directo que en solo un día los precios de URA aumentaron más del 11%. ¡Los precios de muchas compañías más pequeñas crecieron en un 40% o 50% durante una sesión! Incluso las cotizaciones de Cameco, que cayeron un 7% en la apertura, terminaron el día en positivo. Después de tales repentinos incrementos, sería normal que el precio baje un poco, pero no sucedió nada de eso. En los medios hubo una verdadera avalancha de información positiva sobre la industria, y el cierre del proyecto más grande de Cameco tuvo una repercusión tan grande como el accidente del 11 de marzo de 2011. En última instancia, los precios de URA aumentaron más del 22% en dos semanas. Es mucho para un período tan corto.

¿Volverá el uranio a precios tan altos? En mi opinión, sí. Hace varias semanas, alcanzamos un nivel donde la propia industria dijo basta. Tanto los productores como los especuladores del mercado de productos básicos se dieron cuenta de que va a volver a subir, así como las centrales eléctricas, para quienes el precio del uranio no es muy importante, ya que si no me equivoco, el coste del combustible a precios corrientes no supera el 4% de todos los costes.

Por lo tanto, no tenemos flexibilidad de precios. Las leyes de la oferta y la demanda se han estado equilibrando a sí mismas con una fuerza enorme. No sin razón, los contratos de suministro de uranio para enero ya han aumentado de 20 a 25 dólares por libra, pero en mi opinión, esto es solo el comienzo del cambio de tendencia.

A continuación adjunto un gráfico que muestra los precios del uranio durante la última década.