Diego Martínez Burzaco | 14.06.2021 13:06
Si hay algo en que los argentinos somos expertos, eso se llama inflación. Hace más de dos décadas lidiamos con niveles insoportablemente altos de precios que presionan al poder adquisitivo de nuestros ingresos y ahorros. Como marca nuestra historia, mostramos resiliencia, nos adaptamos y buscamos caminos para proteger el dinero. En eso, se podría decir que estamos un paso adelante del resto. Ahora, es el mundo el que debe lidiar con presiones más fuertes a nivel inflacionario y, como inversores, debemos detectar qué sectores pueden ser ganadores y por qué.
Antes que nada, hagamos un poco de historia.
En estas últimas dos décadas en que los argentinos volvimos a batallar contra la inflación, en el mundo paradójicamente cada vez se habló menos de este flagelo. Con la mayor parte de los países entendiendo el concepto de restricción presupuestaria, el mundo transitó fases de expansión y recesión con una inflación promedio del 2,5% al 3% anual.
La productividad laboral, la innovación, el desarrollo tecnológico y la competencia permitieron evitar las presiones inflacionarias que pusieran en peligro el equilibrio global.
De alguna manera u otra, la pandemia rompió con esa tranquilidad.
La primer medida que adoptaron los bancos centrales fue actuar coordinadamente para inyectar rápidamente una cantidad de dinero nunca antes vista: casi 10% del PBI global fue emitido en menos de 1 año mediante la compra de bonos públicos y privados. Asegurar la liquidez del sistema financiera global para evitar una ruptura de la cadena de pagos era vital.
En segundo lugar, los Estados pusieron en marcha políticas fiscales expansivas nunca antes vista. Eso permitió compensar parcialmente los efectos negativos de la pandemia en materia económica, aunque debilitó fuertemente la solvencia financiera de largo plazo.
Finalmente, la reapertura económica acelerada en Estados Unidos y otras economías desarrolladas producto de una vacunación masiva reactivó la demanda a un ritmo mucho más veloz que la oferta de bienes y servicios, poniendo presión alcista a los precios.
Así, quedan en evidencia los últimos datos de inflación en Estados Unidos que ponen en el centro de la escena el debate entre analistas e inversores sobre si este fenómeno es transitorio o permanente.
El jueves pasado se conoció que el ritmo de inflación en la principal economía del mundo fue el más elevado desde septiembre de 2008, con un avance de 5% interanual (más alto que el 4,7% estimado) en el quinto mes del año.
Si bien hay motivos para pensar que sí efectivamente alguna de las alzas son temporales (transporte dio un salto por el aumento de autos y camiones usados ya que la producción global está sufriendo la escasez de semiconductores), otros sectores claramente muestran que los aumentos pueden ser más que transitorios.
Mi impresión es que poco sentido tiene el debate acerca de si estamos en un mundo más inflacionario o no. Claramente la inflación ya llegó y eso es lo que el inversor debe tomar nota al final de cuentas. La transitoriedad o no la marcará el paso del tiempo, pero en el mientras tanto el portafolio puede sufrir con fuerza.
Los sectores que ganan con la inflación
Si bien el flagelo inflacionario no había estado presente a nivel global en los últimos 20 años, llegó el momento de desempolvar los libros de historia para ver si estamos o no en presencia de situaciones similares, determinando los sectores que podrían verse beneficiados.
Algunas de esas notas del pasado indican que los siguientes sectores lo hacen bien si la inflación tarda más tiempo en irse:
Todo lo anterior se resume en sectores a observar e incorporar parcialmente en un portafolio equilibrado para poder tener un manejo adecuado de los riesgos de cualquier cartera pensada para el largo plazo. El segundo semestre traerá muchos desafíos en este sentido.
Las operaciones con instrumentos financieros o criptomonedas implican un elevado riesgo, incluyendo la pérdida parcial o total del capital invertido, y pueden no ser adecuadas para todos los inversores. Los precios de las criptomonedas son extremadamente volátiles y pueden verse afectados por factores externos de tipo financiero, regulatorio o político. Operar sobre márgenes aumenta los riesgos financieros.
Antes de lanzarse a invertir en un instrumento financiero o criptomoneda, infórmese debidamente de los riesgos y costes asociados a este tipo operaciones en los mercados financieros. Fije unos objetivos de inversión adecuados a su nivel de experiencia y su apetito por el riesgo y, siempre que sea necesario, busque asesoramiento profesional.
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