Petróleo de esquisto en EE.UU.: No todos los buitres son saudíes

 | 07.04.2020 15:53

Al igual que las aves rapaces, los gigantes petroleros estatales de Arabia Saudí y Rusia pueden oler la decadencia de la industria del petróleo de esquisto de Estados Unidos y la cuota de mercado que se liberará cuando caigan los más débiles por la superabundancia que provocaron y el desplome de la demanda a causa del coronavirus. Pero hay otros buitres sobrevolando en círculos el petróleo de esquisto de Estados Unidos ahora mismo, y algunos de ellos son estadounidenses.

Las empresas Saudi Aramco (SE:2222) de Riad y Rosneft (MCX:ROSN) (OTC:OJSCY) de Moscú parecen ser las peor intencionadas pues pretenden acabar a los llamados frackers (fraccionadores) que ayudaron a convertir a Estados Unidos en el mayor productor de petróleo del mundo. Pero hay toda una serie de ejecutivos estadounidenses del petróleo que también desean librar a la industria de los miles de pequeños-medianos perforadores independientes que han inundado el espacio y su mercado.

Durante años, mientras que las administraciones de Obama a Trump celebraban el crecimiento poco glamoroso pero fenomenal de la industria del petróleo de esquisto y la eficiencia de una producción que permitía a la mayoría de los estadounidenses disfrutar de la gasolina a menos de 3 dólares por galón, otros altos ejecutivos de Estados Unidos —algunos pertenecientes a las grandes petroleras del mundo— aplaudían también, pero con desprecio.