Un método de inversión sencillo, práctico y con potencial de rentabilidad

 | 05.11.2021 09:45

Seguramente, la reacción de más de un lector al visualizar el título del presente artículo habrá sido del tipo “no me creo nada, el santo grial en el mundo de las inversiones no existe”, “otro vende-humos”, etc. Y, efectivamente, tengo que corroborar que el santo grial, o la estrategia perfecta e infalible en el mundo de las inversiones no existe. No sería ético ni profesional por mi parte afirmar semejante falacia.
 
Sin embargo, como en cualquier trabajo o profesión, si añadimos una buena base de formación, experiencia, disciplina y sabemos controlar nuestras emociones, la inversión en los mercados financieros no tiene porqué ser una tarea tan ardua. Se trata de los cuatro ingredientes fundamentales para poder conseguir, como mínimo, unos resultados aceptables a largo plazo. Y, aunque no nos lo creamos a priori, el control emocional es el ítem más difícil de lograr. ¿Por qué? Pues por la sencilla razón de que somos seres humanos, y tenemos nuestras emociones intrínsecas. ¿Cómo vamos a dejar de lado las emociones? ¿A quién no le afecta un divorcio? ¿O la pérdida de un ser querido? ¿O un despido? Del mismo modo, ¿a quién no le afecta perder dinero en una inversión?

Benjamin Graham, unos de los principales iconos de la inversión de todos los tiempos, tiene una frase de profundo calado y que yo personalmente recuerdo con frecuencia, sobre todo a la hora de acometer una determinada inversión: “El principal problema del inversor, e incluso su peor enemigo, es probablemente él mismo”. Cuánta razón tenía este hombre, en paz descanse.
 
Otra característica intrínseca del ser humano es la curiosidad. Los apasionados de las inversiones en los mercados ya saben de qué estoy hablando. Curiosidad por saber imitar a un determinado inversor referente y que presuntamente es exitoso en sus inversiones. O entusiasmo en aprender una estrategia que nos proporcione beneficios constantes. En definitiva, curiosidad en descubrir el santo grial. Internet, y las redes sociales por excelencia, están repletos de individuos que poseen una impresionante destreza en vender falsas expectativas relacionadas con la inversión en los mercados.

Sin embargo, esa destreza no suele ir correlacionada con ninguno de los cuatro ingredientes mencionados para poder actuar como un profesional. Incluso en algunos casos, dichos individuos acaban resultando grandes manipuladores emocionales y aprovechados de la curiosidad, interés e ilusión del ser humano. En una sola palabra, estafadores. Tener interés en lucrarse a través de estas malas prácticas es realmente lamentable. Y los daños colaterales no son menores: se destruye la confianza de cualquier persona que se quiera iniciar en esta área, y existe una extensa red de auténticos profesionales cuyo prestigio queda seriamente menoscabado.

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Por tanto, anuncios como promesas de elevadas rentabilidades, inversiones totalmente seguras y sin riesgo, insistencia en que realicemos un depósito en un bróker determinado “para no perder una inminente y extraordinaria oportunidad de beneficio” y un largo etcétera, deben ser motivos más que suficientes para no caer en la telaraña de estos depredadores.

El universo de estrategias de inversión en los mercados financieros es infinito y variopinto. Éstas pueden durar desde unos pocos minutos a varios meses e incluso años. Pero existe un concepto fundamental que, pese a los constantes y crecientes intentos de refutación por parte de nuevas generaciones de inversores, nos tiene que quedar muy claro: la relación entre la duración de una determinada inversión y el riesgo es inversa.
 
Personalidades como Warren Buffett, el mismo Benjamin Graham, Peter Lynch o George Soros, entre muchos otros, han acumulado grandes fortunas invirtiendo en los mercados. Evidentemente, la destreza de estos personajes no está al alcance de cualquiera. Pero todos tienen algo en común: su filosofía u horizonte de inversión se ha basado estrictamente en el largo plazo (entiéndase una duración mínima de la inversión de 10 años). Entonces, ¿por qué nos empeñamos en descubrir la estrategia perfecta que nos reporte una buena rentabilidad a una semana vista? ¿O a unos pocos meses? ¿Qué necesidad tenemos de estar con los ojos pegados a la pantalla del ordenador, con el desgaste que ello supone, en aras de verificar que la estrategia está funcionando correctamente? ¿Nos compensa esta inversión de tiempo con los resultados que estamos obteniendo? Existe una materia prima perecedera, irrecuperable y que ni siquiera podemos comprar con dinero: el tiempo. Todo sistema de inversión cortoplacista conlleva una enorme inversión de tiempo. Tiempo para analizar, testear, comparar, calcular ratios de beneficio/pérdida, gestión monetaria, gestión del riesgo, gestión emocional… Y todo esto con los ojos pegados en las pantallas. Nos tiene que quedar muy claro algo muy evidente y que a menudo no nos paramos a pensar: ese tiempo consumido, que lo hubiéramos podido invertir en aspectos tan básicos como la vida social y familiar, jamás lo vamos a recuperar.
 
Las estrategias de inversión a corto y medio plazo se fundamentan básicamente en el concepto market timing. En pocas palabras, saber detectar los momentos óptimos para entrar y salir del mercado. Si los grandes gurús de la inversión han obviado completamente este tipo de inversión, qué nos hace pensar que en los tiempos actuales puede generar mejores resultados que la inversión a largo plazo? Larry Fink, CEO de Blackrock (NYSE:BLK), la mayor sociedad de gestión de activos del planeta, considera que las estrategias de inversión a corto plazo son un error porque cualquier turbulencia les hace entrar en pánico.

Existe una generación de neo-inversores que, aplicando sus estrategias de corto o medio plazo, presumen de lograr batir las rentabilidades de fondos de inversión gestionados por reconocidas  y prestigiosas entidades gestoras de carteras. Incluso los hay que afirman conseguir batir al propio mercado. No se trata de un objetivo inalcanzable, pero la clave sería conocer durante cuánto tiempo ese inversor ha conseguido tal hito. Lógicamente, no es lo mismo superar la rentabilidad que obtiene un gestor de un fondo de inversión o el propio mercado durante unas semanas o meses que durante años. Y lo que es más curioso: algunos de estos neo-inversores ofrecen la posibilidad de explicar su metodología mediante formatos didácticos variados (cursos, programas de mentoring, acceso a videos tutoriales en los que se describe la estrategia, etc). La cuestión que uno se plantea es la siguiente: si yo dispusiera de una estrategia que batiera al mercado, ¿la difundiría? Otra cuestión son los precios por el acceso a los contenidos. Normalmente son asequibles o razonables, y de esta manera se consigue una cuota de mercado interesante. Si la estrategia es tan diferenciadora y revolucionaria, ¿por qué su coste es accesible? Que cada uno obtenga sus propias conclusiones.

Mediante los anteriores argumentos no pretendo descalificar ni desprestigiar la industria de estrategias corto o medioplacistas. Existen multitud de estrategias de este tipo, con porcentajes de éxito elevados y que, obteniendo los estándares óptimos de formación, experiencia, disciplina e inteligencia emocional, son perfectamente válidas. Otra cuestión es pretender superar al mercado constantemente, o generar falsas expectativas de que se puede conseguir mediante estrategias no focalizadas en el largo plazo. Históricamente, la inversión con un horizonte a largo plazo ha sido sinónimo de dilución de la volatilidad (vaivenes o fuertes fluctuaciones de los precios). Volatilidad y riesgo van cogidos de la mano. Períodos sangrientos en los mercados como los vividos durante la explosión de la Crisis Financiera del 2008, o recientemente con la Crisis Sanitaria COVID-19, han quedado diluidos a largo plazo, como consecuencia de la simple relación inversa duración-riesgo de la inversión.

¿En qué consiste la estrategia objeto del presente artículo? Vamos a definir los pasos a seguir. En mi opinión, este método combina perfectamente el estilo largoplacista buy and hold (comprar y mantener en el tiempo) con el estilo de los traders que no pueden evitar la necesidad de estar analizando el mercado frecuentemente. Por tanto, se trata de un método que puede resultar útil para gran parte de la comunidad inversora.

1) El primer paso consiste en escoger el vehículo de inversión adecuado. Pese a la existencia de varios tipos de vehículos, mi sugerencia es utilizar un fondo de inversión. ¿Por qué motivo? Porque es el vehículo de inversión a largo plazo por excelencia. Además, entre muchas otras ventajas, ningún instrumento posee los beneficios fiscales de los fondos de inversión: entre otros, están exentos de tributación mientras no reembolsemos parcial o totalmente la inversión. Por tanto, se puede mantener un fondo de inversión durante años y años sin tributar por su rendimiento, incluso para futuras generaciones.

¿Qué tipo de fondo de inversión escoger? Mi recomendación es escoger cualquiera que invierta en economías de todo el mundo (Fondos de inversión Global) y que posea un portfolio histórico de rentabilidades interesantes. ¿Y por qué un fondo de inversión global? Porque, estadísticamente, el crecimiento de las diversas potencias económicas mundiales es desigual. Concentrar toda nuestra inversión en una única economía (por ejemplo, EUA) implica jugárnoslo todo a una carta. Por el contrario, si invertimos en varias potencias económicas, estamos realizando una adecuada gestión del riesgo mediante la diversificación: en el caso de obtener rentabilidades negativas por exposición a una determinada economía, se pueden compensar con otras exposiciones con rendimientos.

Pese a que rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras, un fondo de inversión que posea una larga trayectoria positiva mucho tiene que cambiar para dejar de tenerla. Una forma eficiente de invertir en todo el mundo es escoger cualquier vehículo que replique o tenga como benchmark (referencia) el índice MSCI World. Cualquiera de los fondos indicados en la siguiente selección sería válido:

AXA (PA:AXAF) World Funds - Framlington Evolving Trends A Capitalisation EUR
JOHCM Global Select B EUR Inc
Capital Group New Perspective Fund (LUX) B
Brown Advisory US Equity Growth $ A
Robeco Global Consumer Trends D €
DPAM INVEST B - Equities NewGems Sustainable B Cap
BlackRock Global Funds - Global Long-Horizon Equity
Threadneedle (Lux) - Global Focus Class AU

2) Una vez escogido el vehículo de inversión, estableceremos un plan de aportaciones sistemático. Las premisas fundamentales a seguir son las siguientes:

- No realizar aportaciones que representen todo o gran parte del ahorro acumulado que dispongamos. Solo debemos aportar aquella parte de ahorros con la que tengamos la absoluta seguridad que no vamos a necesitar durante un largo periodo de tiempo.

- Preguntémonos a nosotros mismos lo siguiente: ¿estoy dispuesto a ver, en determinados períodos, caídas del valor de mi inversión del 50%? Esta cuestión es clave. Si la respuesta es negativa, debemos abstenernos de utilizar este sistema.

- El vehículo seleccionado debe constituir un auténtico instrumento de ahorro sistemático, con una periodicidad de aportaciones planificada y adaptada a nuestra capacidad de ahorro. Y debemos realizar el esfuerzo de cumplir con el plan. Toda aportación mensual, bimensual, etc., que podamos realizar, bienvenida será. Cien euros… doscientos euros… la capacidad que tengamos. Si un mes sólo podemos aportar cincuenta euros, porque cualquiera puede sufrir un imprevisto económico en su economía doméstica, no pasa nada. Todo suma. Lo que cuenta es el espíritu de sacrificio. Debemos realizar el importante esfuerzo de ahorrar y aportar al fondo. Por poca cuantía que sea. El mercado hará el resto del trabajo.

- Es mejor realizar pequeñas aportaciones y con cierta periodicidad (por ejemplo con carácter mensual) que una sola y grande aportación. La diversificación en los precios de compra es el perfecto aliado para que obtengamos mejores frutos en la inversión.

- No tengamos prisa a la hora de que las aportaciones realizadas empiecen a generar rentabilidad. Es posible que la rentabilidad tarde en llegar. También cabe la posibilidad de que transcurran largos periodos con pérdidas en la inversión. Ante esta situación, no hay que desesperarse. La paciencia es la gran virtud del inversor profesional. Pensemos en el gran Benjamin Graham. El tiempo le acabará dando la razón.

El gráfico representado a continuación (fondo blanco) muestra la evolución del índice MSCI World durante los últimos 5 años y en formato diario (cada vela tarda un día en formarse). Paralelamente, el indicador situado en la parte inferior de dicho gráfico (fondo lila) representa el oscilador Estocástico; se trata de un indicador muy preciado por los analistas técnicos bursátiles en aras de detectar posibles señales de entrada en los mercados. Se puede obtener desde cualquier plataforma de inversión (bróker) o desde portales de información de bolsa y mercados (Investing, Invertia, etc). La configuración del indicador sería la siguiente:

%K Período: 14
%D Período: 3
Slowing: 6

Es importante respetar los citados parámetros de configuración, dado que están preparados para que el indicador facilite menos señales de entrada al mercado, pero que éstas sean más fiables.