Una semana decisiva

 | 14.03.2022 08:37

Comenzamos una semana marcada por la reunión del Comité Federal del Mercado Abierto (FOMC) y el vencimiento trimestral de opciones. Si a ello se le suma la incertidumbre por la tensión geopolítica en Europa, el mercado puede tener una digestión pesada.

¿Qué podemos esperar de la reunión del FOMC? Fundamentalmente, el anuncio de la finalización del programa de compras de bonos corporativos e hipotecarios que se puso en marcha en marzo de 2020, algo que el mercado ya ha descontado desde hace meses. Dar por terminado el Quantitative Easing (QE), o las medidas de política monetaria no convencionales, como también se les llama, tiene una consecuencia clara: una mayor debilidad del mercado de deuda al no contar con el colchón de las compras del banco central y, por tanto, una mayor propensión al tensionamiento de las condiciones de financiación que puede aumentar rápidamente ante eventos adversos no previstos por el mercado. ¿Tenemos que preocuparnos?

La rentabilidad de la deuda high yield en países emergentes, medida por el ICE BofA High Yield Emerging Markets Corporate Plus Index, alcanzó la semana pasada la cota del 9,88%. La última vez que se superó este nivel fue el 16 de marzo de 2020, en los momentos más duros del confinamiento por la pandemia del COVID.

Buscando referencias geográficas más cercanas, encontramos que la rentabilidad del ICE BofA CCC & Lower US High Yield Index se encuentra en el 9,95%. Desde el mes de julio de 2021, ha aumentado 3,43%, lo que representa un incremento superior al 50%.

Sin embargo, las novedades del FOMC vienen más por las subidas de tipos de interés y la reducción del balance del Banco de la Reserva Federal (Fed).

El mercado descuenta el anuncio de una subida de 25 pb en marzo, que vendría acompañada de entre 4 y 5 subidas adicionales hasta el mes de diciembre. En el supuesto de que, como resultado de los últimos datos de inflación, Jerome Powell anunciase una subida este mes superior a la esperada, el mercado reaccionaría con duras caídas. Sin embargo, parece que el impacto en las previsiones de crecimiento de la economía americana achacado en las últimas semanas a la escalada de los precios de las materias primas va a pesar en la decisión que pueda tomar el FOMC.

La gran incógnita sigue siendo la reducción del balance de la Fed. ¿Existe ya un plan definido?, ¿cuándo comenzaría?, ¿cómo se implementaría?, ¿qué eventos o condiciones económicas podrían alterarlo? Hasta la fecha, los comentarios a este respecto han sido vagos y esquivos, por lo que a los miembros del FOMC aún les queda un largo trabajo por hacer. La importancia para la renta variable de esta última cuestión es vital. El efecto de la reducción del balance por parte de los bancos centrales suele ser más duradero y profundo que el de las subidas de tipos de interés. Por este motivo, habrá que prestar especial atención al comunicado del FOMC y a la rueda de prensa posterior.

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La segunda cuestión a nuestro juicio más relevante de la semana es el vencimiento trimestral de opciones del 18 de marzo. Echando la vista atrás, es fácil comprobar su influencia y su importancia en la renta variable. Los vencimientos de diciembre de 2018 y marzo de 2020 marcaron un punto de inflexión en las dos últimas grandes caídas experimentadas por el mercado. No debemos olvidar además que llevamos 21 sesiones consecutivas con gamma negativa en el S&P 500, lo que magnifica los movimientos de la bolsa como consecuencia de la cobertura de las posiciones en los mercados de opciones de los market makers. Debemos esperar que la volatilidad aumente según nos aproximemos al vencimiento del viernes 18 y al lunes posterior. Para su referencia, la gamma pasaría ser positiva al superarse el nivel 4.406 del S&P 500.


Flujos netos de efectivo

Los ETFs y los fondos de inversión son productos muy utilizados por una parte importante de la comunidad inversora, debido a su tratamiento fiscal especial y a la posibilidad que ofrecen de construir una cartera diversificada de manera muy sencilla. Por ese motivo, son un buen termómetro del interés y del miedo en cada momento.

En lo que va de año, a pesar de que la renta variable no está teniendo un buen comportamiento, los inversores han depositado en ETFs y fondos de inversión de renta variable la suma de 131.000 millones de dólares, una cantidad ligeramente inferior a la registrada en el mismo período de 2021, pero que demuestra que el interés de los ahorradores por esta clase de activo continúa siendo fuerte.

Los niveles de precios más bajos en los índices americanos los hemos visto a finales de febrero y durante la semana que acaba de terminar. Si atendemos a los flujos de efectivo, parece que en estas últimas caídas los inversores particulares se han decidido a comprar, destinando más de 24.000 millones de dólares, lo que representa el 19% del total del año.