Venezuela, al borde del colapso: ¿posible guerra civil y default?

 | 02.08.2017 16:30

Para Venezuela, la inestabilidad política ha sido "el pan de cada día" durante décadas, ya que uno de los últimos regímenes socialistas del mundo se ha convertido lentamente en un verdadero caos político y económico.

Este fin de semana, el presidente Nicolás Maduro llevó a cabo una controvertida y disputada votación electoral para centralizar aún más su poder, lo que ha arrojado al país a una mayor incertidumbre que desencadenó en duros enfrentamientos entre civiles y militares que ha tenido el sangriento saldo de más de 120 muertos y numerosos heridos en las calles de Caracas. Un default soberano e incluso la guerra civil se barajan como posibles escenarios para este país sudamericano que alguna vez ha gozado las mieles de la prosperidad.

De hecho, el país caribeño se parece cada vez más a un moderno caso de estudio sobre cómo despilfarrar y gestionar mal una economía bendecida con abundantes recursos naturales. Una enfermedad que, para ser justos, parece correr en la sangre del continente.

Ejemplos históricos y más recientes incluyen a la Argentina y Brasil, donde los experimentos socialistas y los líderes dictatoriales de la misma manera han llevado a la corrupción, a la inestabilidad política y a los innumerables problemas económicos. Sin embargo, Venezuela es el "el hermano mayor" en cuanto al caos económico y político, y mientras que Argentina y Brasil podrían mirar hacia tiempos mejores bajo la guía de políticas favorables al mercado, los venezolanos se dirigen firmemente hacia el abismo.

Sorpresivamente, Venezuela también ha sido un emisor de bonos frecuente y un objetivo de inversión popular para los inversores dispuestos a arriesgarse atraídos por los altos rendimientos ofertados. Estos inversores de bonos encontraron consuelo en las reservas de petróleo, las mayores reservas probadas del mundo, disponibles fuera de la costa norte.

Aún así, a medida que los cupones y los vencimientos llegaban a su fecha, los inversores comprobaban con cierta ansiedad si los pagos se habían efectuado. A principios de año, y más precisamente en el mes de abril, cuando la petrolera estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) debía devolver un bono en dólares estadounidenses, se negociaba a 95 centavos de dólar a menos de una semana después de su vencimiento.

Con más de un 90% de las exportaciones del país que se estima están relacionadas con el petróleo, el colapso en los precios del crudo desde 2014 ha sido un duro golpe para esta economía venezolana ya en dificultades y que ahora está al borde del colapso. La inflación está subiendo a tres dígitos, los estantes de los supermercados se están vaciando rápidamente y los enfrentamientos entre los manifestantes y la policía se han convertido en moneda corriente de sangre y muerte.

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El último intento de Maduro por fortalecer su poder, un movimiento que permite al presidente reescribir por completo la Constitución del país, ha provocado una gran condena internacional. Estados Unidos salió con los tapones de punta, ya que el presidente Trump amenaza con imponer sanciones que impedirían a los productores de petróleo de Venezuela para acceder a su mercado. Con las reservas de dólares en constante caída, esto podría ser el factor desencadenante de la quiebra de una frágil economía que depende exclusivamente del petróleo.

La volatilidad reina frente a la incertidumbre de los inversores sobre si los bonos de PDVSA se pagarán una vez cumplida su fecha de vencimiento, en noviembre