Verdades como puños que las gestoras pasan por alto

 | 27.03.2018 11:43

Me dice G. L. ex operador de bolsa:

Cuando hablo con mis antiguos compañeros de la bolsa todos coincidimos: añoramos los muchos vividos en los parqués, gritando las órdenes, escuchando y divulgando rumores y noticias por anticipado. Echamos de menos el contacto humano, hablar de nuestras familias, de nuestras ilusiones, hablar, dialogar, hablar con alguien. Hasta que llegó la inteligencia artificial, que es la rama de la informática que desarrolla procesos que imitan a la inteligencia de los seres vivos. La principal aplicación de esta ciencia es la creación de máquinas para la automatización de tareas que requieran un comportamiento inteligente.

Por ejemplo, control de sistemas, planificación automática, respuestas a diagnósticos y a consultas de los consumidores, reconocimiento de escritura, reconocimiento del habla y reconocimiento de patrones. Los sistemas de IA (Inteligencia Artificial) actualmente son parte de la rutina en campos como economía, medicina, ingeniería y la Defensa, y se ha usado en gran variedad de aplicaciones de software, juegos de estrategia como ajedrez de computador y otros videojuegos.

La comunicación entre el asesor financiero o el banquero privado con los clientes no siempre es fácil. Debe entablarse a través de una conversación directa y franca, en la que el profesional tiene que dedicar tiempo a explicarle claramente a su interlocutor cuál es la mejor estrategia a seguir para alcanzar sus objetivos de inversión. A menudo, las mayores dificultades giran en torno a desmontar los prejuicios y sesgos conductuales que presentan los clientes, escribe Óscar Rodríguez Graña en Funds People .

En este artículo le presentamos las siete verdades que un buen asesor financiero o banquero privado debería decirle a sus clientes. Si éstos las comprenden y las asumen, el profesional habrá ganado mucho terreno en la educación financiera de su cliente, mientras que los inversores serán conscientes de reglas fundamentales de la inversión que les permitirán entender mejor el porqué de las recomendaciones que les está haciendo su asesor o banquero privado.

1. Invertir en acciones o bonos en directo es jugar a la ruleta. Una acción es un activo con un comportamiento binario: sube o baja dependiendo de factores difícilmente predecibles. Una buena compañía puede resultar una pésima inversión si el precio que se paga por ella es muy elevado. Se puede dar el caso de que la empresa incremente sus beneficios y su valor en bolsa caiga por no alcanzar las expectativas del consenso de mercado. Eso, sin olvidar el riesgo que existe de que la cotizada se volatilice, como recientemente sucedió con el Banco Popular (MC:POP), y el inversor pierda todo su dinero.

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Pese a todo, inversores con grandes patrimonios insisten en la compra directa de acciones alegando un profundo conocimiento de los valores. Caen en el sesgo de cercanía: invierten en aquello que conocen sin pararse a pensar los riesgos que entraña. Esto es un grave error. “A menudo los inversores ven el mundo dentro de un determinado marco, es decir, ven lo que quieren ver y, como resultado, a veces excluyen alternativas mejores”, recuerdan desde Allianz (DE:ALVG) Global Investors. Esa alternativa mejor es, sin ninguna duda, diversificar la inversión y no jugársela a una carta.

2. Entre esas mejores alternativas está el fondo de inversión, producto que muchos definen como el vehículo más adecuado y eficiente para canalizar el ahorro y la inversión. Hacerle ver esto al cliente es importante. Tal y como explica Ana Guzmán, responsable de desarrollo de negocio de Aberdeen para Iberia y profesora del IEB, “un fondo de inversión permite no sólo diversificar por activos, áreas geográficas, sectores o valores. Cada vez hay una mayor oferta de productos que lo que tratan no es de batir a un índice, el cual no tiene por qué ser el objetivo del inversor, sino responder a necesidades de inversión más particulares: obtención de rentas, apreciación de capital o preservación del patrimonio, ajustados al perfil de riesgo y horizonte de inversión”. El fondo cuenta, además, con otra serie de ventajas.

“Goza de liquidez diaria pudiendo deshacer posiciones en el momento que se necesite. La fiscalidad es la más favorable entre todos los productos de inversión disponibles y su patrimonio está completamente separado de la entidad que lo gestiona, por lo que en el hipotético caso de quiebra de la entidad, el participe estaría a salvo”, recuerda Guzmán. Además, el hecho de que exista un equipo de gestores especializados que no sólo traten de replicar un índice o de batir al mercado, sino de evitar aquellas compañías que a corto plazo pueden parecer atractivas por movimientos especulativos pero que pueden no gozar de la calidad necesaria, es otro punto a favor del fondo.

3. Las expectativas del cliente deben ser razonables e ir en función de su perfil de riesgo y objetivos. “El éxito está en establecer con el inversor un plan que se base en sus objetivos personales, lo que necesita para cumplirlos y el nivel de riesgo que pueden asumir a lo largo del camino. A partir de ahí, se debe construir una cartera duradera centrada en el riesgo en el proceso de asignación de activos, el aumento de la diversificación y la minimización del impacto de la volatilidad”, aconseja Sophie del Campo, directora general de Natixis (PA:CNAT) Global AM para Iberia, Latinoamérica y EE.UU. Offshore.

4. El verdadero benchmark a batir es la inflación. Aunque es cierto que cada inversor tiene unos objetivos personales determinados, en términos generales se podría decir que lo que unánimemente buscan los inversores cuando confían su patrimonio a un asesor financiero o un banquero privado es que su patrimonio no se vea devaluado con el paso del tiempo y, por lo tanto, no perder poder adquisitivo. Esto significa que el benchmark a batir no es ningún índice tradicional, sino la inflación. “Es el gran enemigo permanente de los ahorros, ya que hace que el dinero pierda valor a lo largo del tiempo”, subrayan desde J.P.Morgan AM.