Los iraníes votan en unos comicios que podrían dar la presidencia a un juez de la línea dura

Reuters

Publicado 18.06.2021 10:24

Actualizado 18.06.2021 10:48

Por Parisa Hafezi

DUBAI, 18 jun (Reuters) - Los iraníes comenzaron a votar el viernes en unas elecciones presidenciales que probablemente ganará un juez ferozmente leal al estamento religioso, aunque se espera que mucha gente se abstenga debido al descontento con las dificultades económicas y el Gobierno de línea dura.

En un escenario de incertidumbre en torno a los esfuerzos de Irán para reactivar su acuerdo nuclear de 2015 y con una situación de creciente pobreza en el país tras años de sanciones de Estados Unidos, la participación en la votación es considerada por los analistas iraníes como un referéndum sobre la gestión de una serie de crisis.

"Cada voto cuenta... vengan a votar y elijan a su presidente... esto es importante para el futuro de su país", dijo el líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei, tras depositar su voto en la capital, Teherán.

La televisión estatal mostró largas colas ante los colegios electorales de varias ciudades. Más de 59 millones de iraníes pueden votar. Los colegios electorales se cerrarán a las 1930 GMT, pero pueden prolongarse dos horas más. Los resultados se esperan hacia el mediodía del sábado.

Ebrahim Raisi, máximo dirigente de la Judicatura y miembro del ala dura, y el exgobernador del Banco Central, Abdolnasser Hemmati, de discurso moderado, son los principales contendientes después de que el Consejo de Guardianes, de corte ultraconservador, descalificara a varios candidatos destacados y otros renunciaran.

 Raisi, de 60 años, aliado de Jamenei, es el favorito para suceder al actual presidente, Hassan Rouhani, a quien la Constitución prohíbe un tercer mandato de cuatro años.

Una victoria del clérigo chiíta confirmaría la desaparición política de los políticos pragmáticos como Rouhani, debilitados por la decisión de Estados Unidos de abandonar el acuerdo nuclear y reimponer sanciones en una medida que asfixió el acercamiento a Occidente.

Sin embargo, fuentes iraníes afirman que el resultado no interrumpirá el intento de Irán de reactivar el acuerdo y liberarse de las duras sanciones petroleras y financieras, ya que los clérigos que gobiernan el país son conscientes de que su suerte política depende de la lucha contra el empeoramiento de las dificultades económicas.

"El principal reto de Raisi será la economía. El estallido de las protestas será inevitable si no consigue curar el dolor económico de la nación", dijo un responsable del Gobierno.

Los sondeos oficiales sugieren que la participación podría ser de hasta un 44%, significativamente menor que en las pasadas elecciones.

APOYO CRUCIAL

Bajo presión por el aumento de la inflación y el desempleo, los dirigentes religiosos necesitan una elevada participación para reforzar su legitimidad, dañada tras una serie de protestas contra la pobreza y las restricciones políticas en todo Irán desde 2017.

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Hemmati, principal rival de Raisi, es un tecnócrata pragmático, exgobernador del banco central. Afirma que una victoria de cualquier partidario de la línea dura provocará más sanciones impuestas por las potencias externas. Irán podría mantener conversaciones con su viejo archienemigo, Estados Unidos, si se adhiere a la "coexistencia positiva" con Irán, según dijo Hemmati en la campaña electoral.

Raisi cuenta con el respaldo crucial del Cuerpo de la Guardia Revolucionarias de Irán, una poderosa institución que a lo largo de los años se ha opuesto a las iniciativas reformistas, ha supervisado la supresión de las protestas y ha recurrido a aliados para afirmar la influencia regional de Irán.

El clérigo afirma que apoya las conversaciones de Irán con las seis principales potencias para reactivar el acuerdo nuclear, en virtud del cual Irán aceptó limitar su programa nuclear a cambio del levantamiento de las sanciones.

Sin embargo, Raisi, que comparte el recelo de Jamenei hacia la distensión con Occidente, afirma que solo un Gobierno poderoso puede poner en práctica una eventual reactivación del pacto.

Acusado por los críticos de abusos contra los derechos humanos que se remontan a décadas atrás —acusaciones que sus defensores niegan—, Raisi fue nombrado por Jamenei para el alto cargo de jefe del poder judicial en 2019.

Unos meses después, Estados Unidos lo sancionó por violaciones de los derechos humanos, incluidas las ejecuciones de presos políticos en la década de 1980 y la represión de los disturbios en 2009, hechos en los que participó, según grupos de derechos humanos.