ISLAMABAD, 14 oct (Reuters) - Un leopardo hace una pausa para echar un vistazo cauteloso a su alrededor antes de continuar su camino a través del espeso bosque de los cerros de Margalla, con vistas a la capital de Pakistán.
El felino, que antes se encontraba en todo Pakistán pero que está en peligro de extinción a medida que el ser humano invade su hábitat, ha sido registrado minuciosamente por las 20 cámaras trampa colocadas en los árboles de los cerros boscosos, que también son populares entre los excursionistas.
"Nuestras cámaras los ven todos los días", afirma Asad Hyat, jefe de los guardabosques de la Junta de Gestión de la Fauna de Islamabad.
Los programas informáticos que identifican los distintivos patrones de roseta de los leopardos han demostrado que hay siete de estos grandes felinos en la zona, lo que, según los guardabosques, es una buena señal tras el importante descenso de su número en las últimas décadas.
"Ya no son tan comunes, porque se les mata sin piedad", dijo la presidenta de la Junta, Rina Khan Satti.
"Antes se encontraban por todo Pakistán, en casi todas las provincias, y ahora su número está disminuyendo muy rápidamente por la pérdida de hábitat, por la caza furtiva, por la gente que los caza por su piel".
Para ayudar a los felinos, el primer ministro Imran Khan ordenó el miércoles la creación de una zona de preservación del leopardo con un radio de unos 10 kilómetros en las colinas de Margalla, en un esfuerzo por proteger el hábitat natural de la especie en peligro.
En los últimos años ha habido indicios de una reaparición del leopardo en el parque situado a las afueras de Islamabad.
Los conservacionistas afirman que es probable que los animales se hayan desplazado a la zona de Margalla, a los pies de las montañas del Himalaya, a medida que ésta se iba llenando de bosques con el paso de los años. Y se quedaron allí porque encontraron presas, un entorno estable y un ecosistema que podía mantenerlos.
(Escrito por Charlotte Greenfield; editado en español por Benjamín Mejías Valencia)