Vivimos tiempos extraños, probablemente este 2020 es el año más extraño, atípico y podría seguir sumando adjetivos calificativos hasta la saciedad. Este artículo es una continuación de mi última publicación realizada en el mes de abril.
Ha llovido mucho desde entonces y sobre todo han ocurrido muchas cosas y todas ellas extraordinarias, por ser una locura que muchos habíamos solo conocido por haberlo leído en libros de historia.
En un artículo anterior comparaba la serie que se estaba produciendo entre el precio del oro vs el bitcoin y el IBEX35, mis conclusiones iniciales teniendo en cuenta que estábamos al inicio del proceso de la pandemia era que el comportamiento del oro era totalmente diferente al del Ibex 35 y el bitcoin.
Esta conclusión indicaba que la referencia que yo mismo había tenido que el bitcoin se convertiría en una reserva en tiempos de crisis como lo había sido el oro históricamente era incorrecto.
Mentalmente me apunté que con una serie mas larga de datos volvería a realizar el ejercicio para comprobar que no fuese un hecho de efecto contagio momentáneo o circunstancial.
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Desde el mes de Enero la senda del precio del oro está escalando a precios máximos del último quinquenio, ello constata que sigue siendo el valor reserva en caso de grandes crísis económicas como ha ocurrido durante la historia moderna.
Comparando el comportamiento de la senda del oro, en este caso versus el Dow Jones se visualiza perfectamente la gran caída debido a la pandemia y la pronta recuperación en forma de ‘v’, habiendo alcanzado en estos momentos, los precios de la banda alta del 2019 aunque alejados todavía del máximo donde se encontraba las valoraciones de las principales empresas del mundo antes de la pandemia.
En el caso del comportamiento la fotografía vs el comportamiento el Dow Jones es prácticamente idéntica, exceptuando en este caso que se encuentra en estos momento en un proceso de subida más vertical en la última quincena, alcanzando como el Dow Jones la banda alta de precios máximos del 2019.
Tres meses después mis conclusiones del mes de abril siguen siendo las mismas, aunque en este caso certificadas por una serie de datos más larga que la utilice en su momento.
Bitcoin está demostrando que no es el ‘oro digital’ como muchos habíamos predecido sino que sus vínculos con los mercados oficiales es más cercana de lo que parece. Curioso dato este último, un producto creado para hacer frente a los mercados tradicionales y que sirviera como elemento que funcionase con políticas propias y aislado de las turbulencias externas… sigue la senda de los grandes mercados.
Hay muchos motivos para ello, aunque el principal es la confianza. Los inversores no ven todavía a Bitcoin como un valor refugio y ello es complicado cuando los precios de este producto está controlado por las grandes ballenas que acaparan grandes cantidades de él y son los que realmente controlan el valor de Bitcoin.