¿No lo recuerdan? El caso es que lo he utilizado de forma bastante asidua en las últimas presentaciones a clientes. Y admito que no es nuevo: vengo utilizándolo desde mediados del año pasado.
Al final, reflejaba los riesgos para una recesión mundial entre la desaceleración marcada de la economía china y la ambigüedad de la economía norteamericana.
Es lo que tiene simplificar en exceso los análisis: daba por hecho que la economía china se movería entre la recesión económica y el estancamiento (en datos reales ajustados por el modelo de crecimiento). Entonces, hablar de una recesión mundial o estancamiento económico sólo dependería de la evolución de la economía norteamericana. Y admito que éramos bastante optimistas sobre su resistencia, lo que explica que sólo diéramos una probabilidad del 20 % a una recesión.
¿La realidad? La economía china ofrece indicios claros de estabilidad a corto plazo, aunque es cierto que la relativa calma de sus activos financieros tiene más que ver con la expansión de facilidad de crédito desde su banco central y la caída del USD.
Pero, es precisamente la economía norteamericana la que más nos inquieta a corto plazo. Por cierto, la inquietud a medio plazo sobre su evolución en términos de desaceleración cíclica y bajo crecimiento potencial no ha cambiado.
Decía ayer el Bundesbank (Buba) que la economía alemana ha crecido con fuerza en el Q1, pero se está moderando en el Q2.
En el caso de la economía estadounidense, tras moderar su ritmo de crecimiento en el Q4 (o esto parecía, hasta niveles de 1.4 % que se acerca a nuestra estimación de crecimiento potencial) ha seguido desacelerándose en los primeros tres meses del año.
Nosotros estimamos un crecimiento del 0.9 % en este periodo. Y somos relativamente optimistas, considerando las cifras que baraja el mercado. Para todo el ejercicio esperamos ahora un crecimiento del 1.7 %, menor al previsto por la propia Reserva Federal (Fed) de una tasa promedio del 2.0 %. Realmente el menor crecimiento de los últimos años.
Fue la demanda doméstica. Y es, de nuevo, la demanda doméstica la que ha favorecido la continuidad de la desaceleración en el Q1. En definitiva, a finales del año pasado 0.7 puntos de menor crecimiento entre el Q4 y el Q3 fue achacable al consumo de bienes y a la inversión empresarial.
Subida del USD (20 % acumulada desde el verano de 2014) e incertidumbre internacional, quizás han costado más de un punto a la economía norteamericana en este periodo. ¿Son factores temporales? Respóndanme ustedes a esta cuestión, puesto que tienen la misma información que nosotros.
Por nuestra parte, ahora esperamos que el crecimiento promedio de la economía norteamericana entre 2016/2017 esté por debajo del 2 %. Y debo advertirles que, quizás, mantengamos el exceso de optimismo al que me refería antes al concretar esta cifra.
Retomemos entonces el debate inicial: ¿será la economía estadounidense capaz de contrarrestar el riesgo derivado de los excesos y ajustes pendientes de la economía china? Sí, será mejor que los datos económicos de la economía china sigan mostrando estabilidad.