Por William Schomberg
LONDRES (Reuters) - Para el Banco de Inglaterra, lo difícil de subir por fin los tipos de interés será que los solicitantes de préstamos presten atención al mensaje que probablemente enviará: que no deben temer muchas más subidas en el corto plazo.
Los británicos no han sufrido un aumento en el coste de la deuda desde julio de 2007, poco antes de la crisis financiera que llevó a la quinta economía más grande del mundo a su recesión más profunda en décadas.
Ahora, cuando han pasado ocho años desde que comenzó la recuperación, el BoE está diciendo que es probable que aumenten los tipos de interés "en los próximos meses". Los inversores creen que será como pronto el 2 de noviembre, después de su próxima reunión de política.
En cierto modo, elevar el tipo de referencia del 0,25 por ciento al 0,5 por ciento representaría solo revertir el recorte de emergencia aplicado el año pasado tras el shock del voto del Brexit.
Pero a muchas empresas británicas les preocupa que pueda tener un impacto desproporcionado en la mentalidad de los consumidores.
"Cuando he hablado con gente por todo el país, las empresas han estado preguntando mucho sobre el Banco de Inglaterra", dijo Rain Newton-Smith, economista jefe de la Confederación de la Industria Británica.
"Hay nerviosismo sobre el impacto psicológico del primer aumento".
La ardua tarea de empaquetar el mensaje del recorte se complica más aún teniendo en cuenta los intentos fallidos, durante los últimos años, por parte del gobernador Mark Carney y el Banco de Inglaterra para indicar cuándo era probable esperar una subida de tipos.
Sus previsiones se fueron al traste una y otra vez por las sorpresas que deparó la economía, lo que llevó a un parlamentario a llamar a Carney "novio poco fiable" en 2014, un epíteto que ha cuajado.
En junio, la libra cayó y luego repuntó cuando Carney pronunció dos discursos en ocho días en los que pareció cambiar el énfasis de su mensaje, indicando primero que no había prisa para estudiar una subida de los tipos de interés, para decir poco después que quizá fuera necesario.
Aún no está claro si el BoE apretará el gatillo en noviembre. La mayoría de los economistas encuestados por Reuters el mes pasado consideró que el momento no era adecuado para una subida, pero aun así preveían que el BoE siguiera adelante con sus planes.
La inflación británica se encuentra en un máximo de cinco años, en el 3 por ciento, por encima del objetivo del 2 por ciento del BoE. Pero la economía se enfrenta a una profunda incertidumbre sobre la salida británica de la Unión Europea y está creciendo a la mitad del ritmo de la zona euro.