CANBERRA - Las tasas de inflación de Australia han mostrado signos de enfriamiento, ya que los últimos datos revelan una ralentización del aumento de los precios, alcanzando su nivel más bajo en dos años. El Índice de Precios al Consumo (IPC) de noviembre se desaceleró hasta el 4,3% interanual, ofreciendo cierto alivio a las persistentes presiones inflacionistas que han afectado a la economía. La inflación subyacente, que suele ser un mejor indicador de las tendencias de la inflación a largo plazo porque excluye los elementos volátiles, se midió por la media recortada y también indicó una desaceleración al 4,6%.
A pesar de la moderación general de la inflación, algunos sectores siguen registrando un aumento de los costes. En particular, los alquileres y los gastos de servicios, incluida la electricidad, han aumentado, con un incremento anual de los alquileres superior al 7%. Estos aumentos persistentes de los costes en áreas específicas recuerdan que las presiones inflacionistas siguen siendo desiguales en toda la economía.
El Banco de la Reserva de Australia (RBA), bajo la dirección de la Gobernadora Michele Bullock, ha aplicado anteriormente importantes subidas de los tipos de interés en un esfuerzo por frenar la inflación. Sin embargo, con los últimos datos que indican un posible cambio en el entorno inflacionista, los analistas contemplan ahora la posibilidad de que el RBA pivote hacia reducciones de los tipos de interés. Si se mantiene la tendencia a la baja de la inflación, podrían plantearse recortes de tipos a partir de mediados de 2024.
La Oficina Australiana de Estadística (ABS) está a punto de publicar datos adicionales el 31 de enero, que arrojarán más luz sobre la situación de la inflación, en particular por lo que respecta a la inflación de los precios de los servicios de mercado. Se espera que estos datos desempeñen un papel fundamental en las próximas decisiones del RBA sobre los tipos de interés, ya que el banco central sopesa las implicaciones de la evolución del panorama económico.
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