En 2015, este tipo de fondos, compuestos por letras y bonos de corta duración de Europa, tuvieron su punto de inflexión. En media ponderada, los monetarios se quedaron planos (en un 0,01%), si bien los de renta fija a corto plazo ya perdieron dinero (un -0,11%). Era la fase final de la primera bajada de tipos del BCE, que acabaría en marzo de 2016 con el precio del dinero en el 0%.
En particular, los fondos monetarios, que son el activo ultraconservador por excelencia, llevaban perdiendo dinero tres años consecutivos. En 2016, cedieron un -0,05%; en 2017, cayeron un -0,29%, y en 2018, terminaron con un -0,53%, según Inverco. Pero en 2019 el mercado de la deuda se ha dado la vuelta, con rentabilidades en verde para estos activos similares a las de 2014, cuando ganaron un 0,58% los monetarios y un 0,99% los fondos de bonos europeos a corto plazo.