Madrid, 13 dic (.).- La industria farmacéutica invirtió 1.395 millones de euros en investigación y desarrollo (I+D) en 2022, lo que supone un aumento del 10,1 % con respecto a 2021 y el mayor incremento en los últimos 15 años, según un informe que ha presentado este miércoles la patronal sectorial Farmaindustria.
Esta cifra representa un 20 % de toda la inversión industrial de España, según la patronal, que ha destacado que el sector tan solo se sitúa por detrás de Estados Unidos en ensayos clínicos, crea empleo "de alta calidad, cualificado e igualitario" y destaca por una "gran productividad y su capacidad exportadora".
Por áreas de inversión, los ensayos clínicos acapararon el 60 % de la inversión total, con 834 millones y un incremento del 5,6 % con respecto al ejercicio anterior, después de que en los últimos diez años esta partida haya aumentado a un ritmo medio acumulado del 5,7 %.
Además, se destinaron 175 millones en investigación básica (un 11 % más), 114 millones al desarrollo tecnológico, 105 millones a labores de farmacoeconomía, epidemiología y estudios posautorización, 78 millones a investigación galénica, 52 millones a investigación preclínica y 39 millones a otros ámbitos.
Los proyectos de investigación en colaboración con hospitales, universidades y centros públicos y privados (extramuros) supusieron el 45 % de la inversión total, con 633 millones.
Por su parte, la inversión que se realiza en los centros de investigación de las propias compañías (intramuros) alcanzó los 762 millones, el 55 % del total.
Por comunidades autónomas, Madrid (30,4 %) y Cataluña (26,7 %) acapararon más de la mitad de la inversión total en España, aunque todos los territorios captaron inversiones en I+D por parte de la industria farmacéutica.
La industria farmacéutica empleó en 2022 a 5.498 personas en tareas de I+D, lo que supone un incremento del 2 % con respecto al ejercicio anterior. De ellos, el 90 % fueron titulados superiores universitarios.
En su informe, la patronal ha propuesto revisar los actuales mecanismos de apoyo a la innovación farmacéutica y de colaboración público-privada, fomentar la digitalización del sector y disminuir la diferencia con respecto a los principales países europeos en cuanto a disponibilidad de nuevos tratamientos y tiempos de espera.
Unas medidas con las que considera que se mejoraría el ecosistema de innovación y se potenciarían las sinergias entre la investigación pública y la industria.