Barcelona, 2 may (.).- La integración de Banco Sabadell (BME:SABE) en el BBVA (BME:BBVA), en caso de ser aceptada por el banco catalán, supondría diluir aún más el peso bancario de Cataluña en el conjunto del Estado y su rol como plaza financiera.
La desaparición de las antiguas cajas de ahorro, los procesos de concentración bancarios y la marcha de las sedes sociales de CaixaBank (BME:CABK) y Sabadell a otras comunidades, entre otros factores, han contribuido a esta pérdida de peso, que puede dar otro paso más si se ejecuta la fusión por absorción de Banco Sabadell por parte de BBVA.
De diez cajas a tener centros operativos
Antes de la crisis financiera de 2008, Cataluña contaba con una decena de cajas con su estructura operativa en la comunidad: la Caixa d'Estalvis i Pensions de Barcelona (La Caixa), Caixa Catalunya, Caixa Penedès, Caixa Terrassa, Caixa Sabadell, Caixa Girona, Caixa Tarragona, Caixa Manresa, Caixa Laietana y Caixa Manlleu.
En mayo de 2010, y tras una crisis marcada por el estallido de la burbuja inmobiliaria, Caixa Catalunya, Caixa Tarragona y Caixa Manresa decidieron dar luz verde a su fusión para acabar creando Catalunya Caixa, marca comercial de Catalunya Banc.
También ese año, pero en marzo, los consejos de administración de las cajas de Sabadell, Terrassa y Manlleu aprobaron fusionarse para dar lugar a Unnim.
En cuanto a Caixa Laietana, optó por integrarse en junio de 2010 en una 'fusión fría' -un Sistema institucional de Protección (SIP)- con Caja Madrid y Bancaja, un conglomerado del que acabó saliendo Bankia (BME:BKIA).
También en junio de 2010, Caixa Penedès decidió integrarse en el SIP creado entre Caja Murcia, Caja Granada y Sa Nostra, del que saldría Banco Mare Nostrum (BMN); mientras que La Caixa acabaría quedándose con Caixa Girona en noviembre de ese año.
Salvo La Caixa, que convirtió su negocio bancario en CaixaBank, las agrupaciones de cajas no acabarían superando la crisis y necesitarían ser absorbidas posteriormente por otros actores bancarios.
BBVA y CaixaBank, aglutinadores de las antiguas cajas
Así, Catalunya Caixa acabó en manos del BBVA en julio de 2014, al igual que Unnim, que también pasó a depender del BBVA en marzo de 2012.
Por su parte, Laietana fue una de las entidades que formaron parte de Bankia, que salió a bolsa en 2011 y luego sería rescatada, al igual que Catalunya Caixa.
Asimismo, a mediados de septiembre de ese año las juntas de Bankia y BMN aprobaron su fusión, y el Sabadell se quedó a finales de 2012 con el negocio de BMN en Cataluña y Aragón, muy vinculado con Caixa Penedès.
Así pues, tanto CaixaBank, que en 2020 anunció su fusión con Bankia, como BBVA, al absorber a entidades como la histórica Caixa Catalunya o las cajas de Unnim, han resultado los grandes aglutinadores de las antiguas cajas catalanas.
Paradójicamente, al iniciarse todo este proceso de reestructuración de las cajas el exconseller de Economia de la Generalitat Antoni Castells aseguraba que "en esta colada no tenemos que perder ni una sábana" y, sin embargo, la crisis financiera acabó con las cajas catalanas.
La reciente oferta de BBVA por hacerse con Banco Sabadell, que está a la espera de respuesta del banco catalán, amenaza con reducir aún más el peso bancario en Cataluña, ya disminuido después de que CaixaBank y el Sabadell decidieran, en octubre de 2017, llevarse sus sedes sociales a Valencia y Alicante, respectivamente.
Ambas entidades mantuvieron entonces en Cataluña sus servicios centrales y eso llevó a la Generalitat a quitar hierro a la marcha de los domicilios sociales a otras comunidades, porque los centros operativos seguían en Cataluña.
Sin embargo, la integración de Bankia por parte de CaixaBank, anunciada en 2020, ya ha hecho que este banco tenga unos servicios centrales de peso tanto en Barcelona como en Madrid y provocó la salida de un total de 6.452 empleados en toda España, con un coste de unos 1.900 millones.
Amenaza de recorte de personal si la fusión fructifica
En el caso de que la fusión entre BBVA y Sabadell se llevara a cabo, fuentes del sector aseguran a EFE que habrá obviamente recortes de personal y de oficinas, como ha sucedido en cada proceso de integración en los últimos años, y de hecho BBVA ha cifrado los costes de reestructuración en 1.450 millones de euros.
Sin embargo, BBVA ha garantizado que el banco resultante tendría una doble sede operativa, en Madrid -donde BBVA tiene sus servicios centrales- y en Sant Cugat del Vallès, donde está el principal centro corporativo de Banco Sabadell.
Actualmente, Banco Sabadell suma una plantilla de 19.213 personas, de ellas 13.441 fuera de Cataluña.
En Cataluña suma 5.862 empleados, 2.541 de ellos en la red, formada por 341 oficinas; y otros 3.321 en servicios centrales, según datos facilitados a EFE por este banco.
Las secciones sindicales de CCOO en BBVA y en Banco Sabadell ya han reclamado garantías de empleo para toda la plantilla y han recordado que 2023 fue un año de resultados récord para la banca, pero en los sindicatos existe preocupación sobre la afectación para el empleo que pueda derivarse de la integración.
En los últimos años, los directivos bancarios han justificado el proceso de concentración bancaria y los recortes de personal y oficinas para asegurar la rentabilidad del sector, que llegó a estar comprometida con el contexto de bajos tipos de interés y ahora ha vuelto a recuperarse con las sucesivas subidas del precio del dinero.
Ese proceso de concentración ha llevado a CaixaBank, tras la integración de Bankia, a ser el líder de la banca en España; mientras que BBVA se propone con la fusión de Sabadell ser el tercer banco en Europa y para ello plantea un canje de acciones que dé al Sabadell el 16 % de la entidad resultante.
La consellera de Economía de la Generalitat, Natàlia Mas, aseguró el martes, que Cataluña necesita más entidades financieras, y no menos; y resaltó que el sector financiero suma 628 empresas en Cataluña y da trabajo a unas 100.000 personas.
En paralelo, la propia Generalitat ha detallado en los últimos meses que Cataluña ha perdido 5.916 oficinas bancarias en los últimos 14 años, ya que tenía 8.155 oficinas en 2008 y en 2022 apenas contaba con 2.194, lo que ha dejado a 503 municipios sin cajeros y da una idea de los miles de empleos que ha perdido el conjunto del sector bancario en Cataluña, una dinámica igual a la vivida en el resto de España.