Seúl, 27 oct (.).- Tras convertirse en líder de facto del grupo Samsung hace casi una década, Lee Jae-yong, heredero de este imperio empresarial, fue nombrado hoy presidente ejecutivo de la corporación más valiosa del conglomerado, Samsung Electronics (KS:005930).
Jae-yong toma así oficialmente las riendas del gigante tecnológico surcoreano, para el que lleva trabajando desde 1993, en un momento en el que tanto la compañía como el empresario encaran importantes retos comerciales y judiciales.
De hecho, en el tercer trimestre del año, Samsung Electronics vio reducido su beneficio neto en un 23,5 % respecto al mismo periodo del año anterior, hasta alcanzar los 9,39 billones de wones (unos 6.637 millones de dólares), debido a la ralentización cíclica que viene sufriendo a nivel mundial el sector de los semiconductores.
De cara al año que viene, Samsung ve probable "que las incertidumbres geopolíticas disminuyan la demanda hasta cierto punto en la primera mitad del año", ésta podría "recuperarse más adelante" impulsada por una mayor instalación de nuevos centros de datos y la adopción de memorias de DRAM de quinta generación en nuevos productos de computación.
Lee, de 54 años, es el primogénito y único varón del poderoso matrimonio formado por Lee Kun-hee, hijo y sucesor del fundador de Samsung (Lee Byung-chul), y de Hong Ra-hee, hija de un juez y exministro y hoy una referente en el coleccionismo de arte en Corea del Sur.
Nacido en 1968 en el distrito de Yongsan, en Seúl, donde Lee Kun-hee levantó su imponente residencia en las faldas del monte Namsan, se graduó en Estudios Orientales por la prestigiosa Universidad Nacional de Seúl, obtuvo una maestría en dirección de empresas en la universidad tokiota de Keio.
En lo personal, vivió en 2008 la condena de su padre por corrupción, evasión de impuestos e irregularidades financieras que, pese a obtener -por segunda vez- un perdón presidencial para evitar la cárcel, se vería obligado a abandonar el liderazgo de la empresa a raíz del escándalo.
A eso se sumó su divorcio, en 2009 y tras una década de matrimonio y dos hijos, de Lim Se-yong, hija del presidente de otro conglomerado.
Las aguas volverían a su cauce cuando su padre, Lee Kun-hee, recuperó la presidencia de Samsung en 2010 y Jae-yong pasó a ocupar la vicepresidencia dos años después, para convertirse en 2014 en líder de facto tras un infarto que inhabilitó a su progenitor hasta su fallecimiento en 2020.
Lee sería después condenado a dos años y medio de prisión por su rol en la trama de corrupción, condena de la que fue indultado en 2021 debido al "interés nacional" que acarrea el liderazgo de una empresa que genera una quinta parte del producto interior bruto del país y que se halla ante una importante encrucijada.
Ese es el desafío que encara Lee una vez que ha sido respaldado por la junta directiva este jueves, el de perpetuar e incluso agrandar el rol crucial que Samsung Electronics tiene en el mercado mundial de chips en un momento en el que las dos mayores economías mundiales y principales consumidoras de estos productos, China y Estados Unidos, batallan por dominarlo.
Conocido por sus modales exquisitos, su talento para las relaciones públicas y su devoción por la empresa, Lee es la apuesta de Samsung que tiene la vista puesta en importantes inversiones de capital en Estados Unidos, que apoyan los planes del Gobierno Biden y buscan arañar cuota de mercado a la taiwanesa TSMC en lo que se refiere a circuitos integrados complejos ultrafinos.
No es el único gran reto que encara Lee, ya que tras pagar el año pasado una multa de 60.000 dólares por consumir ilegalmente propofol (un anestésico muy popular entre ricos y famosos en Corea del Sur), está siendo juzgado actualmente por la polémica fusión en 2015 de una filial del grupo con la mencionada Samsung C&T (KS:028260) que contribuyó a fortalecer su control sobre el conglomerado.