Madrid, 5 nov (.) - La responsable de índices de Bolsas y Mercados Españoles (BME:BME), Carmen López, considera que el lanzamiento del IBEX ESG y del IBEX ESG Weighted demuestra la firme voluntad de las cotizadas por informar con metodologías sujetas a certificados que miden el impacto de políticas medioambientales, sociales y de gobernanza en sus compañías frente a otras acciones que pueden ser “greenwashing” o "ecopostureo".
Así lo explica a EFE al cumplirse este domingo un mes del lanzamiento de estos índices que promueven las inversiones con un enfoque sostenible, al exigir a las empresas informar sobre el cumplimiento de criterios en ESG y tras haber constatado la fuerte demanda de información requerida por distintos tipos de emisores respecto a esta iniciativa y al aumento de interés por la sostenibilidad por parte de los inversores.
En ambos pueden entrar las cotizadas que pertenezcan a los índices IBEX 35 o al IBEXMedium cap y que cumplan con unos requisitos de sostenibilidad establecidos por “Inrate”, el proveedor del grupo SIX (al que pertenece BME), el cual -como hacen las agencias de calificación de deuda- establece distintos niveles de cumplimiento, catalogados en 12 calificaciones que van de la A+ a D-.
Según recalca López, “nacen precisamente para promover la sostenibilidad y porque necesitamos una referencia en la Bolsa española para mostrar y medir cómo lo están haciendo las compañías en términos de sostenibilidad y ayudarles en esta políticas. Además de que forma parte de la estrategia de sostenibilidad de BME y el grupo SIX”.
Actualmente 47 compañías de las 55 que forman en conjunto el IBEX 35 -los más líquidos de la Bolsa española- y el Medium Cap tienen una calificación de sostenibilidad superior al C+ “y se ha arrancado con ellas. Pero por el interés que han suscitado estos nuevos índices y las numerosas preguntas que han realizado otras cotizadas de distintos índices sobre cómo mejorar su clasificación, o cómo poder entrar en ellos, es previsible que en la próxima revisión aumente el número de las empresas cotizadas que entren en el IBEX ESG”, añade.
Así, en el IBEX ESG, con la selección de empresas que superan la "calificación" de sostenibilidad, se calcula el índice con criterios de capitalización ajustada por flotante, mientras que en el IBEX ESG Weighted, aunque se compone de los mismos valores del anterior, se tiene en cuenta como elemento el factor de sostenibilidad, por lo que los valores que tienen una mejor calificación en ESG pesan más en él que las cotizadas que no tienen una calificación tan alta.
Además de lograr una nota superior a C+, las cotizadas que conforman el índice deben no tener determinados ingresos en actividades consideradas “críticas”, como el tabaco, la energía nuclear o las armas, por ejemplo, a la vez que deben cumplir con los principios rectores de la ONU sobre las empresas y los derechos humanos (2011).
Tras la puesta en funcionamiento de ambos el 5 de octubre, “seguimos pensando en nuevas ideas y nuevos índices ligados a sostenibilidad” en un escenario en el que el componente social del ESG se va reforzando en los últimos años tras la consolidación de los certificados medioambientales en asuntos como las emisiones de CO2 o la huella de carbono.
Tanto grandes fondos como inversores institucionales y particulares cada vez prestan más atención a la ESG, por lo que se ponen sobre la mesa estos índices “para canalizar flujos de inversión hacia una economía más sostenible, ya que se crean productos que pueden ser utilizarlos como subyacente”, explica.
En este sentido, López subraya cómo BME fue “pionero” al lanzar en 2008 índices de sostenibilidad en España como el FTSE4Good IBEX, conformado actualmente por 44 compañías y al que se sumó posteriormente el IBEX Gender Equality, el primer indicador sobre igualdad de género y que, formado por 53 cotizadas, atiende a criterios como los porcentajes de mujeres en los consejo de administración o en puestos de alta dirección.
En componentes, se han duplicado y más que quintuplicado, respectivamente, desde que se pusieron en marcha y demuestran la conveniencia de adaptar la creación de índices a la necesidades inversoras y las demandas de la sociedad, si bien -lamenta- el actual escenario geopolítico mundial, las guerras en curso y los cambios internacionales en el suministro energético han provocado que la evolución de las políticas de ESG “se frene parcialmente”, ya que “no se puede olvidar que la sostenibilidad crece más en periodos de bonanza”.
A pesar de ello, se avanza “a gran velocidad” en campos como los nuevos estándares de contabilidad para "reflejar la sostenibilidad en números", ya que se está trasladando "lo que antes era cualitativo a lo cuantitativo", así como en la regulación de las certificaciones de las acciones ESG.
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