Las bolsas europeas caen a estas horas. La debilidad es máxima, después de que ayer se produjera la capitulación final.
La perforación del suelo del mercado, situado en los mínimos del pasado mes de agosto en los principales selectivos occidentales (Dax alemán, S&P 500), convierte en dramática una situación que venía siendo muy preocupante.
Los desplomes de ayer tuvieron cuatro causas concretas:
- Nueva caída del petróleo, que luego se frenaría
- Nuevos desplomes del sector bancario europeo, con origen italiano
- Otros sectores secundarios, como el energético y el tecnológico, también cayeron con fuerza
- El aumento de las tensiones en Grecia, con la Bolsa de Atenas tocando mínimos desde 1990
Más allá de estos factores concretos, la sensación de fondo es mucho más global. Los inversores temen un claro impacto en el crecimiento de la economía mundial propiciado por una combinación de circunstancias.
Las enormes dificultades que atraviesan los productores de petróleo y materias primas, las permanentes dudas que genera la economía China, la más que probable desaceleración de EE.UU. (cuyos datos macroeconómicos, a excepción de los de empleo, no paran de empeorar), y el estancamiento europeo, forman un desapacible coctel.
De esta forma, hemos pasado de un mercado que parecía filtrar todos los movimientos a través del petróleo, limitándose a hacer seguidismo del mismo, a otro que ha incorporado nuevos factores, que sólo pesan en un sentido negativo.
El movimiento actual parece estar descontando una nueva recesión mundial, cosa que está muy lejos de ocurrir. La sobrerreacción, por tanto, es evidente, como ya ocurrió el pasado verano. Sin embargo, no se atisba ni el momento ni el catalizador que pueda revertir la situación.
El sector bancario se mueve con mucha volatilidad en el día de hoy. Los CDS bancarios tocan máximos desde mediados del 2013, en un movimiento que evidencia las enormes dudas y la fuerte aversión al riesgo que crea el sector.
Ayer Wall Street cerró muy por encima de los mínimos que llegó a tocar. Pero, aun así, el cierre fue claramente negativo: el S&P 500 perdió un 1,42%, mientras que el Nasdaq se dejó un 1,82%.
En Asia, el Nikkei se ha desplomado un 5,4%, muy lastrado por el sector financiero, que no es ajeno a los problemas de los bancos occidentales. La Bolsa de Shanghái está cerrada toda la semana por festivo.
En datos macro, hemos conocido un muy mal dato de Producción Industrial de Alemania, que ha caído un 1,5%, cuando se esperaba un +0,2%.
Tenemos también una caída clara del superávit comercial de Alemania, con caída de las exportaciones y de las importaciones. Sin embargo, estos mismos datos en Reino Unido han quedado mejor de lo esperado.
En EE.UU. conoceremos esta tarde los Inventarios al por mayor a las 16:00. También conoceremos la publicación de los resultados de Coca-Cola (N:KO) y Walt Disney (N:DIS).
En divisas, el EUR/USD vuelve a subir por encima de 1,12, mientras que la deuda europea baja hoy su rentabilidad, con la sensación de que los últimos sucesos financieros aumentan las posibilidades de que el BCE anuncie nuevas medidas monetarias el próximo mes.
El oro también continúa su ascenso, y ya suma un 10% desde el 15 de enero.
El crudo está más o menos estables en los 33,50 dólares, tras las caídas de ayer. La AIE ha vuelto a deslizar la idea de que la sobreoferta de crudo en el mercado es más grande si cabe de lo que se preveía.